19/04/2019, 17:20
¿Qué era esa sensación que se le arremolinaba en su interior? ¿era... orgullo? ¿estaba jodidamente orgulloso de haber reclutado a Tokore?
Sí. Era la inversión más rentable en toda su puta vida. Comadreja era un insulso frente a ella. Casi que le apetecía desmoralizarla un poco más e invitarla a unirse a su causa con Dragón Rojo. Y follársela, cómo no, que joder, estaba buena.
Le devolvió una sonrisa cómplice.
La ira de Fūjin le sacó a bote pronto de su ensimismaiento y le obligó a prestar atención a la entrega de armas. Cada artilugio que le fue entregado, fue colocándose donde realmente debía ir, y lo último que colgó fue aquél silbato tan importante y con el que podría controlar a la peña si llegaban a intentar darles un poco por culo.
Kincho se pegó la vuelta, sin mucho ánimo de hablar.
La hora de la acción había llegado.
«Voy a por ti, Zaide»
Sí. Era la inversión más rentable en toda su puta vida. Comadreja era un insulso frente a ella. Casi que le apetecía desmoralizarla un poco más e invitarla a unirse a su causa con Dragón Rojo. Y follársela, cómo no, que joder, estaba buena.
Le devolvió una sonrisa cómplice.
La ira de Fūjin le sacó a bote pronto de su ensimismaiento y le obligó a prestar atención a la entrega de armas. Cada artilugio que le fue entregado, fue colocándose donde realmente debía ir, y lo último que colgó fue aquél silbato tan importante y con el que podría controlar a la peña si llegaban a intentar darles un poco por culo.
Kincho se pegó la vuelta, sin mucho ánimo de hablar.
La hora de la acción había llegado.
«Voy a por ti, Zaide»