20/04/2019, 22:16
El gyojin se detuvo y quedó con la mirada fija en el oscuro horizonte. Se retiró la capucha y dejó que la brisa le acariciara el rostro y las agallas. También escuchó atentamente a las preocupaciones de su nuevo compañero de viaje, pues muy a pesar de haber recuperado la compostura a la par de que abandonaba los vestigios de sus días como calabaza, aún existía esa preocupación perenne de volver al nido de quienes intentaron apuñalarlo por la espalda. Totalmente normal. El mismo Kaido no había atravesado las Llanuras de la Tempestad eterna desde que se exilió, y no tenía ninguna prisa por volver.
—Tengo un camino alternativo, pero nos tomaría el doble de tiempo llegar a nuestro destino —alzó la mano entre la nocturnidad y señaló al noreste—. tendríamos que rodear todo el Remolino y alcanzar el puerto de la Costa de las Olas Rompientes, en Kaminari. Mi gente tiene varias barcas que navegan esa ruta hasta Hibakari.
Akame podría haber escuchado de esa pequeña isla cercana a Kasukami. Era el territorio ganado por Dragón Rojo y donde yacía la guarida principal de la organización.
—Tengo un camino alternativo, pero nos tomaría el doble de tiempo llegar a nuestro destino —alzó la mano entre la nocturnidad y señaló al noreste—. tendríamos que rodear todo el Remolino y alcanzar el puerto de la Costa de las Olas Rompientes, en Kaminari. Mi gente tiene varias barcas que navegan esa ruta hasta Hibakari.
Akame podría haber escuchado de esa pequeña isla cercana a Kasukami. Era el territorio ganado por Dragón Rojo y donde yacía la guarida principal de la organización.