25/04/2019, 17:35
El Uchiha trató de revolverse a un lado y a otro, para liberarse. Al principio no empleó demasiado convencimiento en ello, como si temiese que sus ataduras no fuesen a ser suficientemente fuertes. Sin embargo, cuando vió que el hilo no cedía y que las esposas estaban correctamente cerradas, empleó más brío. Estuvo así treinta minutos, hasta que hubo intentado hasta el último truco ninja que conocía para quitarse unas esposas y desatarse las manos. Nada funcionó; Kaido había hecho un buen trabajo.
—Gracias, Kaido-san. Te debo una —concedió, aliviado.
Duró poco ese alivio. Unas tres horas, aproximadamente, cuando el mono ya era más bien un gorila de seis metros de altura sentado en el hombro de Akame —metafóricamente, claro—. El renegado se revolvía como un perro rabioso, delirando, ansioso por untarse un poco los dientes con aquella pasta tan especial. En un momento dado, empezó a soltar alaridos de agonía y a suplicar.
—¡UN POCO! ¡S... S... SÓLO UN POCO! ¡KAIDO! ¡KAIDO, JODER, KAIDO, SÓLO UN POCO! ¡TÚ TIENES, SÉ QUE TIENES! ¡LA QUIERES TODA PARA TI, HIJO DE PUTA, SARDINA DE MIERDA! —maldecía—. ¡SUÉLTAME, JODER! ¡SUÉLTAME, YA ESTOY BIEN, SÓLO QUIERO... SÓLO UN POCO... MÁS... DE... ¡ESO!!
—Gracias, Kaido-san. Te debo una —concedió, aliviado.
Duró poco ese alivio. Unas tres horas, aproximadamente, cuando el mono ya era más bien un gorila de seis metros de altura sentado en el hombro de Akame —metafóricamente, claro—. El renegado se revolvía como un perro rabioso, delirando, ansioso por untarse un poco los dientes con aquella pasta tan especial. En un momento dado, empezó a soltar alaridos de agonía y a suplicar.
—¡UN POCO! ¡S... S... SÓLO UN POCO! ¡KAIDO! ¡KAIDO, JODER, KAIDO, SÓLO UN POCO! ¡TÚ TIENES, SÉ QUE TIENES! ¡LA QUIERES TODA PARA TI, HIJO DE PUTA, SARDINA DE MIERDA! —maldecía—. ¡SUÉLTAME, JODER! ¡SUÉLTAME, YA ESTOY BIEN, SÓLO QUIERO... SÓLO UN POCO... MÁS... DE... ¡ESO!!