28/04/2019, 01:58
Pero Barba Roja se quedó con la duda.
Kaido se volvió un charco de agua, haciendo inútil la fuerza bruta de Toro. Se escabulló por la rendija de la puerta, y escuchó como casi al instante el hombretón la embestía. Incluso vio su rostro, de mandíbula prominente y nariz torcida, desencajado por la furia. Rugía, escupía, golpeaba una y otra vez el portalón.
Varios presos se unieron a él, sacudiendo las bisagras. Pero siguió sin moverse.
Algunos hombres se preguntaron si no sería mejor dar vuelta y huir. Con palabras bastante más malsonantes. La duda se contagió en algunos.
—¡Jodidos imbéciles! ¡Vais a arruinarlo todo! ¿¡No os dais cuenta que todo, TODO lo que está pasando, es como dijo él!? ¡Tenemos que encontrarle y que nos quite la maldición o no servirá de una mierda! ¡Seguid el puto plan! ¡O morid ahí fuera en la jodida tormenta! ¡O cazados como perros en una semana!
Más pasos. Más gente bajando.
Pero Kaido se encontraba al otro lado, a salvo. En un breve remanso de paz en medio de la tormenta. En un gran habitáculo iluminado por largos paneles de luz que colgaban del techo. A la derecha, tenía una puerta normal, de madera, que daba a los baños.
En frente, otra gran puerta metálica, que no estaba custodiada por nadie. De hecho, estaban solos. Según el croquis de Comadreja, tendrían que atravesar por dos puertas más hasta dar a las celdas.
Kaido se volvió un charco de agua, haciendo inútil la fuerza bruta de Toro. Se escabulló por la rendija de la puerta, y escuchó como casi al instante el hombretón la embestía. Incluso vio su rostro, de mandíbula prominente y nariz torcida, desencajado por la furia. Rugía, escupía, golpeaba una y otra vez el portalón.
Varios presos se unieron a él, sacudiendo las bisagras. Pero siguió sin moverse.
Algunos hombres se preguntaron si no sería mejor dar vuelta y huir. Con palabras bastante más malsonantes. La duda se contagió en algunos.
—¡Jodidos imbéciles! ¡Vais a arruinarlo todo! ¿¡No os dais cuenta que todo, TODO lo que está pasando, es como dijo él!? ¡Tenemos que encontrarle y que nos quite la maldición o no servirá de una mierda! ¡Seguid el puto plan! ¡O morid ahí fuera en la jodida tormenta! ¡O cazados como perros en una semana!
Más pasos. Más gente bajando.
Pero Kaido se encontraba al otro lado, a salvo. En un breve remanso de paz en medio de la tormenta. En un gran habitáculo iluminado por largos paneles de luz que colgaban del techo. A la derecha, tenía una puerta normal, de madera, que daba a los baños.
En frente, otra gran puerta metálica, que no estaba custodiada por nadie. De hecho, estaban solos. Según el croquis de Comadreja, tendrían que atravesar por dos puertas más hasta dar a las celdas.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado