28/04/2019, 21:25
(Última modificación: 28/04/2019, 21:26 por Sasaki Reiji.)
—¿Reiji? ¿Eres tú, compañero? ¡Ya me había parecido oírte!
Definitivamente los dioses de Oonido me odiaban. Eso, o alguna anciana rara, misteriosa y siniestra me había echado una maldición cuando era un bebe, por que mi mala suerte, empezando por mis nulas habilidades de shinobi, rozaba lo inexplicable y sobrenatural.
— ¿Qué tal todo? ¡No nos vemos desde el Chuunin, joder!
Tenia dos opciones: Ignorarlo o mentirle. La primera era un tanto complicado, ya que había alzado la voz y todos los miraban. Aunque lo peor de todo no eran los gritos, era que llevaba una jodida arma en la mano, y parecía que buscaba a alguien para cargarselo.
Mi segunda opción era la mejor, sin embargo, mis habilidades para contar mentiras eran igual de buenas que para hacer una técnica con mas de dos sellos: Nulas. Pero no tenia más remedio que intentarlo.
—¿Tu...quien eres?¿Nos conocemos de algo? No se a que te refieres, yo solo soy el hijo de un herrero...
Como había dicho, mis dotes de mentiroso no eran las mejores, de hecho, me di cuenta tarde de haber mencionado que mi padre era herrero aquel día que conocí a Datsue.
Solo rezaba para que su memoria fuese igual de mala que mis capacidades.
¿Pero para que rezaba realmente? Si al fin y al cabo, los dioses me odiaban.
Definitivamente los dioses de Oonido me odiaban. Eso, o alguna anciana rara, misteriosa y siniestra me había echado una maldición cuando era un bebe, por que mi mala suerte, empezando por mis nulas habilidades de shinobi, rozaba lo inexplicable y sobrenatural.
— ¿Qué tal todo? ¡No nos vemos desde el Chuunin, joder!
Tenia dos opciones: Ignorarlo o mentirle. La primera era un tanto complicado, ya que había alzado la voz y todos los miraban. Aunque lo peor de todo no eran los gritos, era que llevaba una jodida arma en la mano, y parecía que buscaba a alguien para cargarselo.
Mi segunda opción era la mejor, sin embargo, mis habilidades para contar mentiras eran igual de buenas que para hacer una técnica con mas de dos sellos: Nulas. Pero no tenia más remedio que intentarlo.
—¿Tu...quien eres?¿Nos conocemos de algo? No se a que te refieres, yo solo soy el hijo de un herrero...
Como había dicho, mis dotes de mentiroso no eran las mejores, de hecho, me di cuenta tarde de haber mencionado que mi padre era herrero aquel día que conocí a Datsue.
Solo rezaba para que su memoria fuese igual de mala que mis capacidades.
¿Pero para que rezaba realmente? Si al fin y al cabo, los dioses me odiaban.