29/04/2019, 00:14
Apretó el botón, y la horda de criminales cayó como si hubiesen recibido la explosión de una bomba en el pecho. Todos y cada uno de los que estaban en el pasillo cayeron. Todos menos Barba Roja.
Fue entonces cuando Kaido recordó. Recordó el momento en que había visto sus ojos por primera vez. Allí, en la celda, con la bocina sonando a tope y él —junto al resto— retorciéndose de dolor. Y, sin embargo, sus ojos no reflejaban dicho dolor. Estaban tranquilos. Sosegados.
Y ahora se veía por qué.
—¡Ya falta poco! ¡Vamos! ¡Vamos!
Y es que a Barba Roja no parecía afectarle en absoluto aquel sonido. Desviándose hacia la derecha, se situó bajo la bocina y apuntó con la ballesta.
Fiuss… ¡Plaff!
Una bocina a la mierda. Solo quedaba otra, situada en la otra pared del pasillo, ya más cercana a la puerta de Kaido. A unos doce metros, más o menos. Kaido vio como parte de los prisioneros eran capaces de avanzar un poco más, ahora que el rango de la bocina había disminuido.
Barba Roja corrió hacia la bocina mientras recargaba su arma.
Mientras tanto, al otro lado, Kaido no podía ver nada a través del ventanuco por culpa del hombrecillo con bigote que no paraba de aporrear la puerta. Sí, seguía allí. Vivo.
—¡¡Por Amateratsu, dejadme salir! ¡¡¡NOS VA A MATAR A TODOS!!! —tan desquiciado estaba, que ni se dio cuenta que uno de los hombres al otro lado tenía cara de tiburón—. ¡¡El botón corrector no funciona, joder!! —exclamó al ver que Mushaki se afanaba en pulsarlo—. ¡Se rebanó el brazo donde se coloca el sello! ¡NO FUNCIONAA!
Fue entonces cuando Kaido recordó. Recordó el momento en que había visto sus ojos por primera vez. Allí, en la celda, con la bocina sonando a tope y él —junto al resto— retorciéndose de dolor. Y, sin embargo, sus ojos no reflejaban dicho dolor. Estaban tranquilos. Sosegados.
Y ahora se veía por qué.
—¡Ya falta poco! ¡Vamos! ¡Vamos!
Y es que a Barba Roja no parecía afectarle en absoluto aquel sonido. Desviándose hacia la derecha, se situó bajo la bocina y apuntó con la ballesta.
Fiuss… ¡Plaff!
Una bocina a la mierda. Solo quedaba otra, situada en la otra pared del pasillo, ya más cercana a la puerta de Kaido. A unos doce metros, más o menos. Kaido vio como parte de los prisioneros eran capaces de avanzar un poco más, ahora que el rango de la bocina había disminuido.
Barba Roja corrió hacia la bocina mientras recargaba su arma.
Mientras tanto, al otro lado, Kaido no podía ver nada a través del ventanuco por culpa del hombrecillo con bigote que no paraba de aporrear la puerta. Sí, seguía allí. Vivo.
—¡¡Por Amateratsu, dejadme salir! ¡¡¡NOS VA A MATAR A TODOS!!! —tan desquiciado estaba, que ni se dio cuenta que uno de los hombres al otro lado tenía cara de tiburón—. ¡¡El botón corrector no funciona, joder!! —exclamó al ver que Mushaki se afanaba en pulsarlo—. ¡Se rebanó el brazo donde se coloca el sello! ¡NO FUNCIONAA!
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado