1/05/2019, 19:15
Barba Roja vio la puerta abrirse —cuando Kaido accedió al pasillo— como la luz al final de un túnel oscuro y lleno de horrores que había recorrido durante años. La felicidad inundó su rostro.
—¡Ya es nuestro, chicos! ¡Ahí está! ¡Ahí está!
Pero frenó su carrera. Barba Roja era muchas cosas, pero ante todo, un hombre precavido. Fue retrocediendo a medida que el Tiburón se acercaba, pero su afán por no perderle de vista hizo que cayese en aquel truco tan barato. Cegado, se llevó las manos al rostro, de suerte que su brazo se antepuso entre un kunai y su cuello.
—¡Aaagh! —chilló, dándose la vuelta al mismo tiempo que corría al cobijo de los suyos. Casi en ese instante, otro kunai, en la espalda, le arrancó un nuevo quejido.
—¡¡Hijo de la gran puta!! —gritó alguien del grupo, que acogió a Barba Roja poniéndole tras las primeras filas, sabiendo de la importancia que tenía aquel hombre en la revuelta.
—¡Vas a morir!
—¡Estás muy lejos del mar, pescado!
—¡¡Hijo puta!! ¡¡Hijo puta!! ¡¡Hijo puta!! —rugieron varios más al unísono.
Sí, un Bunshin. Muñeca ya le había oído la primera vez. Era común, en los ninjas que se volvían muy fuertes, el pensar que técnicas que ellos dominaban con soltura fuese pan comido también para la mayoría de mortales.
El problema era que el Kage Bunshin y Muñeca…
—¡Qué no sé —¡Pluff!— usarlo, joder!
...no se llevaban muy bien.
Harta, abrió la puerta y se metió ella misma en el comedor, desapareciendo de la vista de Kaido.
El guardia cayó de rodillas y se arrastró, entre lloros, hacia la pared contraria.
—¡Gracias! ¡Gracias! ¡Qué Amateratsu os lo…! —Fue justo en ese momento en que sus ojos se percataron de lo que veían—. ¿¡Quién eres tú!?
Se levantó de golpe, guardia erguida y la ballesta de muñeca apuntándole directamente al cuello.
—¡Ya es nuestro, chicos! ¡Ahí está! ¡Ahí está!
Pero frenó su carrera. Barba Roja era muchas cosas, pero ante todo, un hombre precavido. Fue retrocediendo a medida que el Tiburón se acercaba, pero su afán por no perderle de vista hizo que cayese en aquel truco tan barato. Cegado, se llevó las manos al rostro, de suerte que su brazo se antepuso entre un kunai y su cuello.
—¡Aaagh! —chilló, dándose la vuelta al mismo tiempo que corría al cobijo de los suyos. Casi en ese instante, otro kunai, en la espalda, le arrancó un nuevo quejido.
—¡¡Hijo de la gran puta!! —gritó alguien del grupo, que acogió a Barba Roja poniéndole tras las primeras filas, sabiendo de la importancia que tenía aquel hombre en la revuelta.
—¡Vas a morir!
—¡Estás muy lejos del mar, pescado!
—¡¡Hijo puta!! ¡¡Hijo puta!! ¡¡Hijo puta!! —rugieron varios más al unísono.
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Sí, un Bunshin. Muñeca ya le había oído la primera vez. Era común, en los ninjas que se volvían muy fuertes, el pensar que técnicas que ellos dominaban con soltura fuese pan comido también para la mayoría de mortales.
El problema era que el Kage Bunshin y Muñeca…
—¡Qué no sé —¡Pluff!— usarlo, joder!
...no se llevaban muy bien.
Harta, abrió la puerta y se metió ella misma en el comedor, desapareciendo de la vista de Kaido.
El guardia cayó de rodillas y se arrastró, entre lloros, hacia la pared contraria.
—¡Gracias! ¡Gracias! ¡Qué Amateratsu os lo…! —Fue justo en ese momento en que sus ojos se percataron de lo que veían—. ¿¡Quién eres tú!?
Se levantó de golpe, guardia erguida y la ballesta de muñeca apuntándole directamente al cuello.
![[Imagen: ksQJqx9.png]](https://i.imgur.com/ksQJqx9.png)
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado