1/05/2019, 23:37
Kaido cabeceó, comprendiendo todas las implicaciones que traía consigo la venganza de su compañero. Realmente importaba poco si dejaba o no rastro alguno, las coincidencias sencillamente jugarían en su contra y vislumbraría para Uzushiogakure que había sido él —y que estaba vivo, por tanto, tal como es el caso de Kaido—. y, como medida para cualquier criminal; su foto aparecería en el libro bingo.
—Lo estoy —contestó, lacónico—. pues quién lo diría, Akame, quién lo diría. Que aquél par de mocosos que luchaban por el honor de sus aldeas en el Torneo de los Dojos ahora las repudiaran con tanto fervor.
—Lo estoy —contestó, lacónico—. pues quién lo diría, Akame, quién lo diría. Que aquél par de mocosos que luchaban por el honor de sus aldeas en el Torneo de los Dojos ahora las repudiaran con tanto fervor.