2/05/2019, 12:41
—Pues…
¡Bien! Táctica de distracción versión dos: Éxito rotundo. Yo había hablado de mas, pero parecía que el hambre iba a estar por encima de la curiosidad, al menos de momento. Por lo pronto, me había librado de las preguntas a las que no quería contestar.
—Te lo agradezco, Reiji. ¿Qué me ofreces? Estoy siendo muy estricto con la dieta, así que no sé si lo que tienes se ajustaría a mi plan… de hoy.
—Pues en realidad la comida la han preparado la madre de Sakura, así que no tengo ni idea de lo que han traído...
Sakura era la hija mayor de una pareja de sirvientes que vivían en nuestra casa. La madre era una mujer de unos cuarenta y cinco años que se dedicaba principalmente a la cocina. Su marido se dedicaba a cuidar del jardín y del estanque de los peces y Sakura, junto a su hermana, se ocupaban de otras tareas del hogar.
Por lo que, si alguien sabía lo que había para comer era ella.
—Lo que si es seguro es que estará muy bueno
—No se preocupe —Dijo la muchacha mirando a Datsue, y claramente no sabía su apellido, por lo que no se dirigió a él mas que con la mirada. —Aunque el señorito Reiji ya no sea un shinobi, todavía sigue entrenando todas las mañanas, por lo que mi madre todavía prepara...
No llegue a tiempo. Cuando quise taparle la boca ya lo había dicho. Mis reflejos no eran tan bueno, ni mi cuerpo lo suficientemente ágil para llegar a tiempo. Además, tampoco era adivino como para saber lo que iba a decir.
Había estado todo el rato evitando el tema a propósito, y en un segundo... En un segundo todo se vino a bajo.
Ahora si quería que me tragara la tierra de verdad. Por un momento creí que los dioses volvían a estar de mi parte.
Era evidente que no.
¡Bien! Táctica de distracción versión dos: Éxito rotundo. Yo había hablado de mas, pero parecía que el hambre iba a estar por encima de la curiosidad, al menos de momento. Por lo pronto, me había librado de las preguntas a las que no quería contestar.
—Te lo agradezco, Reiji. ¿Qué me ofreces? Estoy siendo muy estricto con la dieta, así que no sé si lo que tienes se ajustaría a mi plan… de hoy.
—Pues en realidad la comida la han preparado la madre de Sakura, así que no tengo ni idea de lo que han traído...
Sakura era la hija mayor de una pareja de sirvientes que vivían en nuestra casa. La madre era una mujer de unos cuarenta y cinco años que se dedicaba principalmente a la cocina. Su marido se dedicaba a cuidar del jardín y del estanque de los peces y Sakura, junto a su hermana, se ocupaban de otras tareas del hogar.
Por lo que, si alguien sabía lo que había para comer era ella.
—Lo que si es seguro es que estará muy bueno
—No se preocupe —Dijo la muchacha mirando a Datsue, y claramente no sabía su apellido, por lo que no se dirigió a él mas que con la mirada. —Aunque el señorito Reiji ya no sea un shinobi, todavía sigue entrenando todas las mañanas, por lo que mi madre todavía prepara...
No llegue a tiempo. Cuando quise taparle la boca ya lo había dicho. Mis reflejos no eran tan bueno, ni mi cuerpo lo suficientemente ágil para llegar a tiempo. Además, tampoco era adivino como para saber lo que iba a decir.
Había estado todo el rato evitando el tema a propósito, y en un segundo... En un segundo todo se vino a bajo.
Ahora si quería que me tragara la tierra de verdad. Por un momento creí que los dioses volvían a estar de mi parte.
Era evidente que no.