3/05/2019, 04:57
El clon miró impertérrito al ahora renovado guardia, a quien de pronto se le vieron crecer un par de cojones, de esos que le faltaban cuando tenía que enfrentar a la presa. Pero ahí estaba, ¡valiente! apuntándole con una jodida ballesta.
—Oh. ¡Oh!. ¿Ahora sí tienes huevos, eh, hijo de puta? —Kaido arrugó el ceño y le señaló con la otra mano—. será mejor que bajes esa mierda, o esa jodida alarma dejará de sonar y esos malditos presos que ves allá vendrán para meterte los puños por el culo. Si no quieres morir, ven y presiona tú esta mierda. ¿O quieres que también esa mujer de allí atrás venga a terminar el trabajo?
Tú decides.
Mientras el bunshin aseguraba su propia existencia, el Kaido real, a sabiendas de que había herido a Barba Roja, recuperó la distancia respecto a la puerta deslizándose hacia atrás y apoyando su mano derecha en el suelo durante el arrastre.. Luego se mantuvo atento al movimiento de los reos.
—Oh. ¡Oh!. ¿Ahora sí tienes huevos, eh, hijo de puta? —Kaido arrugó el ceño y le señaló con la otra mano—. será mejor que bajes esa mierda, o esa jodida alarma dejará de sonar y esos malditos presos que ves allá vendrán para meterte los puños por el culo. Si no quieres morir, ven y presiona tú esta mierda. ¿O quieres que también esa mujer de allí atrás venga a terminar el trabajo?
Tú decides.
Mientras el bunshin aseguraba su propia existencia, el Kaido real, a sabiendas de que había herido a Barba Roja, recuperó la distancia respecto a la puerta deslizándose hacia atrás y apoyando su mano derecha en el suelo durante el arrastre.. Luego se mantuvo atento al movimiento de los reos.