5/05/2019, 00:41
Akame entendió que aquel gordote sospechara de él; sería estúpido si no lo hiciera. Pese a que siempre había pasado desapercibido, últimamente no se podía ver más que como a un tipo con pinta de causar problemas. Y los pocos que le conocían y sabían de sus habilidades, eran más conscientes que nadie de lo que podía llegar a significar eso. Sin embargo, el Uchiha pretendía contrarrestarlo con una actitud calma, tranquila, algo típico de su personalidad que le nacía de dentro. El ser calmado era algo tan interiorizado para él como respirar, de modo que cuando aquel navegante —Akame ignoraba que se trataba de Shenfu Kano, el capitán de Baratie— inquirió sobre su presencia, el renegado se limitó a cruzarse de brazos y dirigirle una mirada indiferente.
Kaido intercedió por él; como era de esperar. Y Akame simplemente asintió cuando el Tiburón se refirió a él por aquel sobrenombre tan adecuado, y aseguró que se trataba de un personaje de confianza. El Uchiha se limitó a confirmarlo con un silencio.
Kaido intercedió por él; como era de esperar. Y Akame simplemente asintió cuando el Tiburón se refirió a él por aquel sobrenombre tan adecuado, y aseguró que se trataba de un personaje de confianza. El Uchiha se limitó a confirmarlo con un silencio.