5/05/2019, 01:30
Cuando le vio esnifar así, sin miramientos, Kaido no pudo evitar sentirse algo decepcionado. Su rostro lo demostró. No por nada la había casi palmado contra Katame en ese mismo barco que ahora tenían en frente para que este tipo siguiera desperdiciando su vida y su salud con esa mierda.
No pudo evitar bajarle la mano y cogerle de la camisa, cuando se lo ofreció a Akame. Sabía lo inoportuno que era, y por ello, se interpuso entre él y Akame. Akame le cuidaba a él, y él tendría que hacer lo mismo ahora.
—. Mira, Kaido. Lo único que sé es que el jefe del grupo de piratas estos es un tío como tú. Azul. Duerme en mi camarote. ¡Se folla a putas en mi camarote! ¡Es insufrible! ¡Pero muy peligroso también! Me dijo que… ¡Me dijo que si buscaba ayuda la mataría, Kaido! ¡Que si no cumplía con los encargos la mataría! ¿Qué hago, joder? ¿¡Qué hago!?
El rostro del gyojin fue todo un poema digno de los grandes literarios de Oonindo. Por dentro, sonreía. Por fuera, se mostraba ingenuo. Su cara de póquer lo decía todo y nada a la vez.
«Joder, puto Shaneji de los cojones. ¿Cómo no me dijo el muy imbécil?» —Estaba claro que su hermano de agua se lo había ocultado por una razón.
—Esto es lo que harás —dijo, mientras su mano repasaba la camisa del capitán y le limpiaba los remanentes de polvo blanco que le había quedado sobre ella—. nos llevarás hasta él.
No pudo evitar bajarle la mano y cogerle de la camisa, cuando se lo ofreció a Akame. Sabía lo inoportuno que era, y por ello, se interpuso entre él y Akame. Akame le cuidaba a él, y él tendría que hacer lo mismo ahora.
—. Mira, Kaido. Lo único que sé es que el jefe del grupo de piratas estos es un tío como tú. Azul. Duerme en mi camarote. ¡Se folla a putas en mi camarote! ¡Es insufrible! ¡Pero muy peligroso también! Me dijo que… ¡Me dijo que si buscaba ayuda la mataría, Kaido! ¡Que si no cumplía con los encargos la mataría! ¿Qué hago, joder? ¿¡Qué hago!?
El rostro del gyojin fue todo un poema digno de los grandes literarios de Oonindo. Por dentro, sonreía. Por fuera, se mostraba ingenuo. Su cara de póquer lo decía todo y nada a la vez.
«Joder, puto Shaneji de los cojones. ¿Cómo no me dijo el muy imbécil?» —Estaba claro que su hermano de agua se lo había ocultado por una razón.
—Esto es lo que harás —dijo, mientras su mano repasaba la camisa del capitán y le limpiaba los remanentes de polvo blanco que le había quedado sobre ella—. nos llevarás hasta él.