5/05/2019, 22:00
Shaneji se encogió de hombros. No se trataba de confiar o no. Se trataba de pura estadística.
—¿Crees que disfruto con esto? —preguntó. La mujer con la que estaba, de cabellos rizos y figura esbelta, yacía en la cama desnuda, jugando distraídamente con uno de sus cabellos—. Ya sabes lo que opino de esta mierda de omoide. Pero fue lo que se votó y toca apechugar, ¿hmm?
»Joder, ¡si hubiese sabido que venías hoy te hubiese conseguido a otra amiga! Pero no te preocupes, Kaido —sonrió—. No soy celoso. ¡Juuujujujuju!
Mientras tanto, Akame descendió por unas amplias escaleras hasta toparse con una puerta de acero, con una rueda en el centro que tuvo que girar hacia la izquierda para poder abrir. La bodega estaba aislada del resto del barco, con su propia atmósfera, su propia temperatura, con las paredes cubiertas por aislante térmico. A Akame le parecieron como finas colchonetas forradas de plástico gris pegadas a la pared.
Allí, el ambiente era más fresco, más liviano… Y, por los Dioses, apestaba tanto a omoide, a ese característico olor dulzón y empalagoso, que alguien no acostumbrado le entrarían ganas de vomitar.
Había todo tipo de mercancía. Baratie funcionaba tan bien para Dragón Rojo porque su dueño seguía usándolo como restaurante de cuando en cuando, para mantener su imagen. Cajas y más cajas. Barriles y más barriles. Eran estos últimos los que Akame había visto transportando en el muelle. Y estaban por todas partes. A decenas. A centenares.
—¿Crees que disfruto con esto? —preguntó. La mujer con la que estaba, de cabellos rizos y figura esbelta, yacía en la cama desnuda, jugando distraídamente con uno de sus cabellos—. Ya sabes lo que opino de esta mierda de omoide. Pero fue lo que se votó y toca apechugar, ¿hmm?
»Joder, ¡si hubiese sabido que venías hoy te hubiese conseguido a otra amiga! Pero no te preocupes, Kaido —sonrió—. No soy celoso. ¡Juuujujujuju!
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Mientras tanto, Akame descendió por unas amplias escaleras hasta toparse con una puerta de acero, con una rueda en el centro que tuvo que girar hacia la izquierda para poder abrir. La bodega estaba aislada del resto del barco, con su propia atmósfera, su propia temperatura, con las paredes cubiertas por aislante térmico. A Akame le parecieron como finas colchonetas forradas de plástico gris pegadas a la pared.
Allí, el ambiente era más fresco, más liviano… Y, por los Dioses, apestaba tanto a omoide, a ese característico olor dulzón y empalagoso, que alguien no acostumbrado le entrarían ganas de vomitar.
Había todo tipo de mercancía. Baratie funcionaba tan bien para Dragón Rojo porque su dueño seguía usándolo como restaurante de cuando en cuando, para mantener su imagen. Cajas y más cajas. Barriles y más barriles. Eran estos últimos los que Akame había visto transportando en el muelle. Y estaban por todas partes. A decenas. A centenares.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado