6/05/2019, 00:12
La mano de Kaido se arremolinó entre los cabellos de su dama, y haló como los estribos de una mula. La miró a los ojos, con esos orbes profundos y cristalinos como el mar.
—Eh, eh, aquí el que muerde soy yo —replicó, mordiéndole el labio y soltándola en el acto—. pues no lo sé colega, no lo sé. Kano me debe la vida, me debe este barco, me debe todo. No en vano asesiné al puto de Katame a dos cuartos de aquí para que él pudiera continuar con su existencia, lejos de los problemas. Lejos de las drogas. Pero parece que no ha hecho los deberes tal y como se lo pedí —alzó la mano derecha y movió el dedo índice, de adelante hacia atrás, pidiéndole que se acercara—. dime, Kano, ¿qué piensas de mí ahora? ¿me sigues considerando tu amigo, a pesar de que llevo éste tatuaje? ¿si te doy la libertad de tu sobrina, me pagarás con la lealtad, o vas a traicionarme como lo han hecho otros tantos?
Otros tantos que, hoy por hoy, se encontraban pudriéndose en lo más profundo de mar.
—Están charlando con Shaneji mientras hablamos —respondió, admitiendo que estaba en ambos lugares a la vez—. vine a asegurarme de que tuvieras todo bajo control, así que no me mires así. Sólo estoy cumpliendo con lo que tú mismo me pediste.
Echó a andar y se acercó hasta las barandas de la proa, observando la negrura en la que se envolvía el mar nocturno.
—Será mejor que partamos pronto. No estaremos seguros hasta que lleguemos a Hibakari.
—Eh, eh, aquí el que muerde soy yo —replicó, mordiéndole el labio y soltándola en el acto—. pues no lo sé colega, no lo sé. Kano me debe la vida, me debe este barco, me debe todo. No en vano asesiné al puto de Katame a dos cuartos de aquí para que él pudiera continuar con su existencia, lejos de los problemas. Lejos de las drogas. Pero parece que no ha hecho los deberes tal y como se lo pedí —alzó la mano derecha y movió el dedo índice, de adelante hacia atrás, pidiéndole que se acercara—. dime, Kano, ¿qué piensas de mí ahora? ¿me sigues considerando tu amigo, a pesar de que llevo éste tatuaje? ¿si te doy la libertad de tu sobrina, me pagarás con la lealtad, o vas a traicionarme como lo han hecho otros tantos?
Otros tantos que, hoy por hoy, se encontraban pudriéndose en lo más profundo de mar.
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—Están charlando con Shaneji mientras hablamos —respondió, admitiendo que estaba en ambos lugares a la vez—. vine a asegurarme de que tuvieras todo bajo control, así que no me mires así. Sólo estoy cumpliendo con lo que tú mismo me pediste.
Echó a andar y se acercó hasta las barandas de la proa, observando la negrura en la que se envolvía el mar nocturno.
—Será mejor que partamos pronto. No estaremos seguros hasta que lleguemos a Hibakari.