7/05/2019, 11:07
—¿Sencillo para mí? Oh, Reiji. Si supieses cómo empecé yo…
Es verdad, yo no sabía realmente nada de él. Quizás su vida tampoco hubiera sido fácil. De hecho, no lo había sido. La Muerte de Akame debió ser dura para él.
Pero una cosa no quitaba la otra.
—Ya, muchos dicen que la vida puede ser un camino de rosas, y ni se equivocan, pero olvidan que las rosas tienen espinas. —Dije mientras acariciaba el tatuaje de mi brazo derecho. —La diferencia radica en la capacidad que tiene cada uno de evitar pisar esas espinas. Algunos tenéis talento para aprender a evitarlas, al principio os pinchareis, pero al final, aprendeis a evitarlas. Otros simplemente tenemos que aguantar el dolor. ¿O me vas a negar que el talento no ayuda?
No. No podía. Era un hecho innegable que el talento facilitaba la vida. Para un shinobi, el ninjutsu era crucial. Alguien como yo... Solo marcaba la diferencia numérica. Solo era el blanco fácil al que eliminar primero. Solo un escudo de carne mas en el campo de batalla.
—Pues es una pena, Reiji. A mí me parece que la Villa necesita shinobis como tú.
La villa necesita shinobis. No un tío que solo sabe empuñar una espada y por un momento creyó que podía estar al mismo nivel que cualquier otro shinobi.
— Solo dime una cosa... ¿Por qué sigues entrenando cada mañana? Si lo tuyo es la herrería, si tan convencido estás… ¿Para qué perder el tiempo?
—Por que tengo dos razones para hacerlo. O mejor dicho tres. La primera es por que la herrería de mi padre solo admite el resultado perfecto, hacer una espada requiere de buena forma física, aunque parezca mentira, hay que ser capaz de aguantar las condiciones de la forja. La segunda es por que tengo algo que proteger. Una familia Y... —Seguia siendo un cobarde, por que aunque había dicho que no le mentiría, seguía omitiendo información. —Y por que tampoco estoy seguro de querer ser un herrero, pero eso no quiere decir que quiera ser shinobi.
Simplemente, no tenia claro cual quería que fuera mi camino. Igual que no tenia el día qué abandone la bandana. Pero ahora si tenia unas cuantas cosas mas claras.
—Para serte mas sincero no sólo fui a Hablar con Hanabi para renunciar a la bandana. También le pedí que me permitiera marcharme de Uzushiogakure. Quería viajar en busca de respuestas, quería averiguar cual era mi camino, o si debía volver al camino del ninja. Pero no me lo permitió. No si dejaba de ser shinobi. Pero no puedo hacer esa búsqueda siendo algo que no se si quiero ser.
No esperaba que me entendiera. Tampoco me importaba realmente. O quizás si. Tal vez sus palabras si que me afectaban.
— Ahora... No sabría si querría marcharme
Es verdad, yo no sabía realmente nada de él. Quizás su vida tampoco hubiera sido fácil. De hecho, no lo había sido. La Muerte de Akame debió ser dura para él.
Pero una cosa no quitaba la otra.
—Ya, muchos dicen que la vida puede ser un camino de rosas, y ni se equivocan, pero olvidan que las rosas tienen espinas. —Dije mientras acariciaba el tatuaje de mi brazo derecho. —La diferencia radica en la capacidad que tiene cada uno de evitar pisar esas espinas. Algunos tenéis talento para aprender a evitarlas, al principio os pinchareis, pero al final, aprendeis a evitarlas. Otros simplemente tenemos que aguantar el dolor. ¿O me vas a negar que el talento no ayuda?
No. No podía. Era un hecho innegable que el talento facilitaba la vida. Para un shinobi, el ninjutsu era crucial. Alguien como yo... Solo marcaba la diferencia numérica. Solo era el blanco fácil al que eliminar primero. Solo un escudo de carne mas en el campo de batalla.
—Pues es una pena, Reiji. A mí me parece que la Villa necesita shinobis como tú.
La villa necesita shinobis. No un tío que solo sabe empuñar una espada y por un momento creyó que podía estar al mismo nivel que cualquier otro shinobi.
— Solo dime una cosa... ¿Por qué sigues entrenando cada mañana? Si lo tuyo es la herrería, si tan convencido estás… ¿Para qué perder el tiempo?
—Por que tengo dos razones para hacerlo. O mejor dicho tres. La primera es por que la herrería de mi padre solo admite el resultado perfecto, hacer una espada requiere de buena forma física, aunque parezca mentira, hay que ser capaz de aguantar las condiciones de la forja. La segunda es por que tengo algo que proteger. Una familia Y... —Seguia siendo un cobarde, por que aunque había dicho que no le mentiría, seguía omitiendo información. —Y por que tampoco estoy seguro de querer ser un herrero, pero eso no quiere decir que quiera ser shinobi.
Simplemente, no tenia claro cual quería que fuera mi camino. Igual que no tenia el día qué abandone la bandana. Pero ahora si tenia unas cuantas cosas mas claras.
—Para serte mas sincero no sólo fui a Hablar con Hanabi para renunciar a la bandana. También le pedí que me permitiera marcharme de Uzushiogakure. Quería viajar en busca de respuestas, quería averiguar cual era mi camino, o si debía volver al camino del ninja. Pero no me lo permitió. No si dejaba de ser shinobi. Pero no puedo hacer esa búsqueda siendo algo que no se si quiero ser.
No esperaba que me entendiera. Tampoco me importaba realmente. O quizás si. Tal vez sus palabras si que me afectaban.
— Ahora... No sabría si querría marcharme