7/05/2019, 14:14
—Ya veo…Yo estuve un mes trabajando como herrero, ¿sabías? Por una misión de infiltración. Lo llegué a disfrutar, pero el calor… El calor, tío, se me hace insoportable.
—Te comprendo perfectamente, en verano el calor de la forja es... Puff. Pero hay un dicho entre los herreros:"El acero mas fuerte se forja en las llamas del infierno. Se golpea el metal una y otra y otra vez antes de volver a sumergirlo en las llamas. El fuego le da poder y flexibilidad, mientras que los golpes le dan fuerza y firmeza. Esas dos cosas hacen que el metal sea capaz de resistir todas las batallas que tenga por delante".
Nunca había llegado a comprenderlo del todo. Quizás otras personas con mas capacidad lo pillaran de inmediato. En lo que seguro no mentía aquel dicho era en que la forja era un maldito infierno.
—Tal y como lo interpreto yo, viene a decir que para que la espada sea buena, tiene que aguantar unas condiciones muy duras. Imaginó que lo mismo podría aplicarse a las personas. Pero claro, tampoco he sido nunca muy inteligente
Pero si, un metal capaz de soportar aquel calor y los golpes del martillo, tenia que terminar siendo una buena espada. Lo mismo con las personas, aquellas que podían soportar lo peor, acaban siendo las mas fuertes.
—Pero te entiendo, ahora que me dices esto, te entiendo. ¿Sabes? Yo compartí por mucho tiempo tus dudas. Joder si lo hice ¿Sabes por qué me alisté yo? Por la pasta
Datsue se rió. Pero yo no entendí muy bien por que. Quizás por que siempre había tenido dinero suficiente. Entendía el por que la gente amaba el dinero y lo deseaba. Pero no el porque le hacia gracia. La riqueza y la fama eran un motivo tan bueno como cualquier otro para volverse shinobi.
—. Sí, sí. Por el dinero. Ese era mi camino. A mí me consideraban uno de esos listillos de clase que decías tú antes, pero en realidad era el más estúpido de todos. Hacerme rico siendo shinobi… Pff… ¡Cómo si no hubiese formas mucho mejores y seguras de ganarse la vida!
Pues si. Mi padre era un claro ejemplo. Aunque la forja no es que fuera un oficio seguro del todo. Pero cualquiera podía tener un accidente, incluso un leñador. Y ahora que lo pensaba, no había probado ese oficio, quizás podría talar arboles y cortar leña con la katana...
—. Quería hacerme tan rico que pudiese comprarme un gran velero e ir viajando de costa en costa, en unas vacaciones eternas, sin volver a dar palo al agua en mi puñetera vida.
Datsue hizo una pequeña pausa.
»Pero entonces, llegó un día, donde me di cuenta. Me di cuenta que ese ya no era mi camino. ¿Puedes imaginarte por qué motivo, Reiji?
—Quizas. Hay varias razones para abandonar un sueño, pero conociéndote lo poco que te conozco no creo que una de ellas sea un muro que no pudieras superar. Si tuviera que elegir, en tu caso, diría que encontraste algo o alguien que te hizo plantearte seguir otro camino.
Eso si que podría entenderlo. Ahora si. Pero quizás me equivocaba. Tampoco le conocía lo suficiente.
—Supongo que habría perdido si hubiésemos apostado. ¿Verdad?
—Te comprendo perfectamente, en verano el calor de la forja es... Puff. Pero hay un dicho entre los herreros:"El acero mas fuerte se forja en las llamas del infierno. Se golpea el metal una y otra y otra vez antes de volver a sumergirlo en las llamas. El fuego le da poder y flexibilidad, mientras que los golpes le dan fuerza y firmeza. Esas dos cosas hacen que el metal sea capaz de resistir todas las batallas que tenga por delante".
Nunca había llegado a comprenderlo del todo. Quizás otras personas con mas capacidad lo pillaran de inmediato. En lo que seguro no mentía aquel dicho era en que la forja era un maldito infierno.
—Tal y como lo interpreto yo, viene a decir que para que la espada sea buena, tiene que aguantar unas condiciones muy duras. Imaginó que lo mismo podría aplicarse a las personas. Pero claro, tampoco he sido nunca muy inteligente
Pero si, un metal capaz de soportar aquel calor y los golpes del martillo, tenia que terminar siendo una buena espada. Lo mismo con las personas, aquellas que podían soportar lo peor, acaban siendo las mas fuertes.
—Pero te entiendo, ahora que me dices esto, te entiendo. ¿Sabes? Yo compartí por mucho tiempo tus dudas. Joder si lo hice ¿Sabes por qué me alisté yo? Por la pasta
Datsue se rió. Pero yo no entendí muy bien por que. Quizás por que siempre había tenido dinero suficiente. Entendía el por que la gente amaba el dinero y lo deseaba. Pero no el porque le hacia gracia. La riqueza y la fama eran un motivo tan bueno como cualquier otro para volverse shinobi.
—. Sí, sí. Por el dinero. Ese era mi camino. A mí me consideraban uno de esos listillos de clase que decías tú antes, pero en realidad era el más estúpido de todos. Hacerme rico siendo shinobi… Pff… ¡Cómo si no hubiese formas mucho mejores y seguras de ganarse la vida!
Pues si. Mi padre era un claro ejemplo. Aunque la forja no es que fuera un oficio seguro del todo. Pero cualquiera podía tener un accidente, incluso un leñador. Y ahora que lo pensaba, no había probado ese oficio, quizás podría talar arboles y cortar leña con la katana...
—. Quería hacerme tan rico que pudiese comprarme un gran velero e ir viajando de costa en costa, en unas vacaciones eternas, sin volver a dar palo al agua en mi puñetera vida.
Datsue hizo una pequeña pausa.
»Pero entonces, llegó un día, donde me di cuenta. Me di cuenta que ese ya no era mi camino. ¿Puedes imaginarte por qué motivo, Reiji?
—Quizas. Hay varias razones para abandonar un sueño, pero conociéndote lo poco que te conozco no creo que una de ellas sea un muro que no pudieras superar. Si tuviera que elegir, en tu caso, diría que encontraste algo o alguien que te hizo plantearte seguir otro camino.
Eso si que podría entenderlo. Ahora si. Pero quizás me equivocaba. Tampoco le conocía lo suficiente.
—Supongo que habría perdido si hubiésemos apostado. ¿Verdad?