10/05/2019, 02:53
¡Plaf! desde la distancia, Kaido observaba como sus hijos devoraban al Hyuuga, vivo. Lo disfrutaba, el ver como la sangre tintaba las profundidades de su océano. No obstante, aquél zombie viviente ni se inmutaba de lo que estaba sucediendo, parecía estar exento de dolor alguno, y lo demostró al aplicar esa ráfaga —de viento, o de chakra, una de dos—. que emergió de su cuerpo súbitamente y que tomó por sorpresa a los mizu bunshin que le rodeaban. Ante esa estrategia, Kaido los deshizo y visualizó los sellos del enemigo.
Flotando, con la vista en su objetivo, el Umikiba contempló cómo un tiburón cobró vida, rodeado de su escarcha habitual. Este aleteó con su domador sobre él y rompió la resistencia del agua para cazar a Kaido.
Tigre. Buey... espera... espera... cuando la bestia hubiera acortado la mitad del camino.... ¡Dragón!
Tiburón contra Tiburón. ¿Quién iba a ganar aquél territorio esa noche?
Flotando, con la vista en su objetivo, el Umikiba contempló cómo un tiburón cobró vida, rodeado de su escarcha habitual. Este aleteó con su domador sobre él y rompió la resistencia del agua para cazar a Kaido.
Tigre. Buey... espera... espera... cuando la bestia hubiera acortado la mitad del camino.... ¡Dragón!
Tiburón contra Tiburón. ¿Quién iba a ganar aquél territorio esa noche?