12/05/2019, 21:25
—¡Bien, bien! ¡Pasa, Reiji, pasa!
El interior era bastante menos ostentoso que el exterior. Un jardín de solo césped y unas piedras que hacían de camino hasta la puerta principal. Había esperado otra cosa, sobretodo acostumbrado a un jardín lleno de coloridas flores, con un cerezo y un estanque lleno de peces de colores, aquello me parecía... Soso.
A la derecha, había una mesa de plástico y una parrilla plegable. La mesa también descuadraba con lo ostentoso del exterior de la casa. ¿Acaso se había gastado todos sus ahorros en que el exterior se viese bonito, y ahora no tenia dinero para mantenerla y decorarla acorde?
—¿¡Me ayudas a recoger esto!?
—¡Claro, no hay problema!
La música seguía sonando a todo volumen y había que hablarse a gritos.
Ayude a Datsue a recoger los restos de su cena, que no estaba yo muy seguro de si seria lo suficientemente saludable, pero ¿Que iba a saber yo? Si era un señorito al que le hacían siempre la comida...
Seguí a Datsue hasta la casa. Entramos por una de las puertas laterales que unía un salón comedor con el jardín exterior de la casa. Llegados a la cocina, depositamos los platos en el fregadero.
—¿P***o se***rte al*o, R**ji? ¿Al*** c**tel, quizá? ¿Sa*e? ¿Lic* *e hierbas? Oh, ten** uno rec*én comprado, e* Afilador de Hi**bas, se ll**a. Hay q** recon**ér**lo, como shinobis *o serán gr** cosa, pero cult***ndo la tierra y cr***do be***as los kusar***s no tie***n pa**ngón.
La música seguía sonando a todo volumen, y aunque quizás Datsue estaba acostumbrado a ello, a mi me costaba entender que estaba diendo cuando no alzaba la voz.
—¡¿Que?! ¡¿Hierbas?! ¡Yo droga no tomo eh! —Parecia que mi teoría de las drogas no estaba lejos. Quizás si que había ladrado él... —¡¿No seria mejor que bajaras la música?! ¡Hablaremos mas tranquilos!
El interior era bastante menos ostentoso que el exterior. Un jardín de solo césped y unas piedras que hacían de camino hasta la puerta principal. Había esperado otra cosa, sobretodo acostumbrado a un jardín lleno de coloridas flores, con un cerezo y un estanque lleno de peces de colores, aquello me parecía... Soso.
A la derecha, había una mesa de plástico y una parrilla plegable. La mesa también descuadraba con lo ostentoso del exterior de la casa. ¿Acaso se había gastado todos sus ahorros en que el exterior se viese bonito, y ahora no tenia dinero para mantenerla y decorarla acorde?
—¿¡Me ayudas a recoger esto!?
—¡Claro, no hay problema!
La música seguía sonando a todo volumen y había que hablarse a gritos.
Ayude a Datsue a recoger los restos de su cena, que no estaba yo muy seguro de si seria lo suficientemente saludable, pero ¿Que iba a saber yo? Si era un señorito al que le hacían siempre la comida...
Seguí a Datsue hasta la casa. Entramos por una de las puertas laterales que unía un salón comedor con el jardín exterior de la casa. Llegados a la cocina, depositamos los platos en el fregadero.
—¿P***o se***rte al*o, R**ji? ¿Al*** c**tel, quizá? ¿Sa*e? ¿Lic* *e hierbas? Oh, ten** uno rec*én comprado, e* Afilador de Hi**bas, se ll**a. Hay q** recon**ér**lo, como shinobis *o serán gr** cosa, pero cult***ndo la tierra y cr***do be***as los kusar***s no tie***n pa**ngón.
La música seguía sonando a todo volumen, y aunque quizás Datsue estaba acostumbrado a ello, a mi me costaba entender que estaba diendo cuando no alzaba la voz.
—¡¿Que?! ¡¿Hierbas?! ¡Yo droga no tomo eh! —Parecia que mi teoría de las drogas no estaba lejos. Quizás si que había ladrado él... —¡¿No seria mejor que bajaras la música?! ¡Hablaremos mas tranquilos!