13/05/2019, 17:39
Había una fina línea entre ser precavido y ser cobarde. Entre ser juicioso y ser idiota. Entre Calabaza y Uchiha Akame.
El ex jōnin lo sabía. Había optado por la prudencia aun cuando cierta idea que rondaba su cabeza le aconsejaba lo contrario, por juzgar la situación como extremadamente volátil. Pese a que Kaido no hacía nada por mediar en el conflicto, ¿qué pasaría si Akame atacaba de verdad a Shaneji? ¿En quién depositaría el Tiburón su lealtad, en su primo cercano y colega de Sekiryuu, o en un yonki de mierda, ex enemigo y buscado criminal al que acababa de sacar de la miseria? Era una apuesta que Akame no estaba dispuesto a realizar. Las posibilidades de perder eran, simplemente, demasiado altas.
Sin embargo, pese a que el Uchiha creyó que Shaneji quedaría conforme después de hacer una vulgar demostración de su poderío físico, se equivocaba. El escualo había olido sangre en el agua y ahora parecía dispuesto a todo con tal de quedar por encima de aquel Fénix con pinta de pobretón y adicto. «Me cago en todo, fue un error provocarle. Tendría que haberlo dejado pasar... ¡Mierda, joder!» Una elección equivocada había dado con sus huesos en una encrucijada imposible, y Akame lo sabía. Cuando aquel Hōzuki le apuntó con un dedo acusador, el llamado Suzaku flexionó las piernas y...
Recibió el tiro directamente en el hombro, lo que le arrancó un gemido de dolor y una expresión fría, sorprendida. ¡Puf! Con una nubecilla de humo, la figura de Akame desapareció para revelar en su lugar una de las sillas que hasta ese momento había estado reposando junto a la mesa escritorio, y que se había partido en trizas por el impacto de la bala. Desde un flanco de Shaneji, la voz del Uchiha resonó en la habitación; mas no se dirigía a él.
—Kaido —masculló, tratando de concentrarse en su oponente y calmar los temblores del mono—. Si tu amigo no para de intentar matarme, lo voy a asesinar aquí mismo. No sé cómo te cuadra eso, pero te juro que si sigue haciendo el idiota es lo que va a pasar.
El ex jōnin lo sabía. Había optado por la prudencia aun cuando cierta idea que rondaba su cabeza le aconsejaba lo contrario, por juzgar la situación como extremadamente volátil. Pese a que Kaido no hacía nada por mediar en el conflicto, ¿qué pasaría si Akame atacaba de verdad a Shaneji? ¿En quién depositaría el Tiburón su lealtad, en su primo cercano y colega de Sekiryuu, o en un yonki de mierda, ex enemigo y buscado criminal al que acababa de sacar de la miseria? Era una apuesta que Akame no estaba dispuesto a realizar. Las posibilidades de perder eran, simplemente, demasiado altas.
Sin embargo, pese a que el Uchiha creyó que Shaneji quedaría conforme después de hacer una vulgar demostración de su poderío físico, se equivocaba. El escualo había olido sangre en el agua y ahora parecía dispuesto a todo con tal de quedar por encima de aquel Fénix con pinta de pobretón y adicto. «Me cago en todo, fue un error provocarle. Tendría que haberlo dejado pasar... ¡Mierda, joder!» Una elección equivocada había dado con sus huesos en una encrucijada imposible, y Akame lo sabía. Cuando aquel Hōzuki le apuntó con un dedo acusador, el llamado Suzaku flexionó las piernas y...
¡Bang!
Recibió el tiro directamente en el hombro, lo que le arrancó un gemido de dolor y una expresión fría, sorprendida. ¡Puf! Con una nubecilla de humo, la figura de Akame desapareció para revelar en su lugar una de las sillas que hasta ese momento había estado reposando junto a la mesa escritorio, y que se había partido en trizas por el impacto de la bala. Desde un flanco de Shaneji, la voz del Uchiha resonó en la habitación; mas no se dirigía a él.
—Kaido —masculló, tratando de concentrarse en su oponente y calmar los temblores del mono—. Si tu amigo no para de intentar matarme, lo voy a asesinar aquí mismo. No sé cómo te cuadra eso, pero te juro que si sigue haciendo el idiota es lo que va a pasar.