19/05/2019, 18:34
¿De verdad habían pasado cuatro meses?
Kaido se tiró un par de segundos en echar memoria, y efectivamente, su encuentro con Daseru fue hace bastante. Casi que se sentía una eternidad, con todo lo que estaba sucediendo en su vida como exiliado.
Pero, muy a pesar de ello; Daseru se mostró abierto a charlar y no a tratar de devorarles por su traición. De hecho, cuando Shaneji le inquirió para que marcharan de una vez, éste... aceptó, aunque advirtiéndole que él no podía acompañarles.
Qué disyuntiva aquella, en la que se encontraba Kaido. Daseru se hundió, y Kaido miró a su hermano.
—Creíste una vez en que no regresaría. Y lo hice. Ahora es tu turno de confiar —dijo—. hazme un favor, ten mucho cuidado con Suzaku. Es un hombre herido y apuntalado por las aldeas ninja, como nosotros. Ahora mismo está roto, pero cuando ganemos el cien por ciento de su lealtad, nos será de mucha utilidad en los tiempos que se avecinan.
Miró la cubierta de Baratie, y luego al horizonte. La luna, esplendorosa, se despedía de él por primera vez en mucho tiempo. Ya era hora de abandonar la tierra y volver a su hogar.
—Nos vemos, Hermano. Y... gracias.
Acto seguido, se hundió en el océano y le siguió el rastro a su guía.
Kaido se tiró un par de segundos en echar memoria, y efectivamente, su encuentro con Daseru fue hace bastante. Casi que se sentía una eternidad, con todo lo que estaba sucediendo en su vida como exiliado.
Pero, muy a pesar de ello; Daseru se mostró abierto a charlar y no a tratar de devorarles por su traición. De hecho, cuando Shaneji le inquirió para que marcharan de una vez, éste... aceptó, aunque advirtiéndole que él no podía acompañarles.
Qué disyuntiva aquella, en la que se encontraba Kaido. Daseru se hundió, y Kaido miró a su hermano.
—Creíste una vez en que no regresaría. Y lo hice. Ahora es tu turno de confiar —dijo—. hazme un favor, ten mucho cuidado con Suzaku. Es un hombre herido y apuntalado por las aldeas ninja, como nosotros. Ahora mismo está roto, pero cuando ganemos el cien por ciento de su lealtad, nos será de mucha utilidad en los tiempos que se avecinan.
Miró la cubierta de Baratie, y luego al horizonte. La luna, esplendorosa, se despedía de él por primera vez en mucho tiempo. Ya era hora de abandonar la tierra y volver a su hogar.
—Nos vemos, Hermano. Y... gracias.
Acto seguido, se hundió en el océano y le siguió el rastro a su guía.