19/05/2019, 23:43
(Última modificación: 20/05/2019, 00:20 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
Akame —Suzaku— asistió a la escena que se desarrollaba sin decir esta boca es mía. Su mente, que ya se iba avispando tras los días de ausencia de omoide y sake, no perdía detalle de todo lo que se sucedía en cubierta, como una de esas computadoras avanzadísimas de Amegakure que no pudiera sino digerir y procesar todo lo que sus sentidos captaban hasta producir información útil. Y allí, sobre aquella cubierta, la había. Vaya que si la había. «Esta es la autoridad y el respeto que provoca un Cabeza de Dragón», entendió Akame. Kaido, Shaneji, y otras seis personas más, de acuerdo con lo que el propio Tiburón le había contado. Ocho de los cabrones más duros de Oonindo dirigían Sekiryuu. Akame esbozó una media sonrisa. «Entonces, solo debo...»
Una nueva tanda de disculpas precedió a la atención que Koshuru pronto le devolvió al Uchiha. Este miró al marinero —Roy—, a la prostituta —que ya se marchaba— y finalmente al jefe de los tripulantes.
—No cabe duda de que son más cabrones que listos —replicó el renegado—. Este imbécil piensa más con la cabeza de abajo que con la de arriba.
«Hacen bien en temer a Shaneji, es un loco y es peligroso... Pero yo lo soy más.»
—¿Qué hay de ese desayuno, Koshuru-san? —se dirigió al jefe—. Me rugen las tripas y siento como si llevara una puta semana sin comer —aquello podía llegar a ser más literal de lo que sonaba—. Te garantizo que no soy ni la mitad de estúpido que ese hombre, y te voy a causar menos de la mitad de problemas que él, así que te interesa mantenerme bien alimentado.
Akame alzó la vista hacia el cielo, entrecerrando los ojos al mirar cerca del Sol. Allí, en el mar, le parecía más molesto que de costumbre; ¿o tal vez era que, simplemente, no se fiaba de ninguno de aquellos cabrones? Desde luego, en Baratie el que mandaba era Shaneji, y dada su mala relación con el Hōzuki, Akame seguía en guardia. Tenía claro que cualquiera de los muchos marineros que le rodeaban harían cualquier cosa que el Cabeza les mandara.
—¿No tendrás por ahí un kasa de sobra?
Una nueva tanda de disculpas precedió a la atención que Koshuru pronto le devolvió al Uchiha. Este miró al marinero —Roy—, a la prostituta —que ya se marchaba— y finalmente al jefe de los tripulantes.
—No cabe duda de que son más cabrones que listos —replicó el renegado—. Este imbécil piensa más con la cabeza de abajo que con la de arriba.
«Hacen bien en temer a Shaneji, es un loco y es peligroso... Pero yo lo soy más.»
—¿Qué hay de ese desayuno, Koshuru-san? —se dirigió al jefe—. Me rugen las tripas y siento como si llevara una puta semana sin comer —aquello podía llegar a ser más literal de lo que sonaba—. Te garantizo que no soy ni la mitad de estúpido que ese hombre, y te voy a causar menos de la mitad de problemas que él, así que te interesa mantenerme bien alimentado.
Akame alzó la vista hacia el cielo, entrecerrando los ojos al mirar cerca del Sol. Allí, en el mar, le parecía más molesto que de costumbre; ¿o tal vez era que, simplemente, no se fiaba de ninguno de aquellos cabrones? Desde luego, en Baratie el que mandaba era Shaneji, y dada su mala relación con el Hōzuki, Akame seguía en guardia. Tenía claro que cualquiera de los muchos marineros que le rodeaban harían cualquier cosa que el Cabeza les mandara.
—¿No tendrás por ahí un kasa de sobra?