22/05/2019, 13:31
Ah, pero Shikari estaba demasiado paralizada por el miedo como para contestar, como para ser una buena conversante. Akame lo entendió. Se imaginó que en ese mismo instante, la mujer estaría buscando a toda prisa una salida, una posibilidad de vivir. Al fin y al cabo, él mismo había estado en una situación así varias veces en su vida reciente. Y en la anterior. Conocía bien la sensación de impotencia, de desesperación, de que no hay salida y estás con el agua al cuello. Su instinto de supervivencia era el de esos que tenían que sobrevivir a toda costa, sin ayuda de nadie. Su rostro no lo mostró, pero en ese momento, sintió que entendía a Shikari.
—Shaneji era un loco sanguinario que no dudaba en utilizar su propio poder para aplastar a los demás, para aprovecharse de él, para conseguir lo que quería. Era un miserable que sólo buscaba el beneficio propio. Así que sí, Shikari. Le maté —confesó Akame, sin perder la calma—. Puedes estar tranquila. Nada te va a pasar en este barco mientras estés conmigo... A no ser que intentes liberarte y escapar. Si haces eso, estarás muerta incluso antes de ponerte en pie. ¿Lo has entendido?
La prostituta podría intuir en el rostro del joven renegado que aquello era verdad; él estaba creyendo firmemente en todo lo que decía. Akame fumó otra calada. Luego volvió a dirigirse a la mujer.
—¿Me vas a hablar sobre las Trillizas de la Tormenta, Shikari? —quiso saber, curioso—. Como habrás podido imaginarte, soy difícil de engañar, así que te aconsejo que ni lo intentes. Si me cuentas lo que quiero saber, te estaré muy agradecido.
—Shaneji era un loco sanguinario que no dudaba en utilizar su propio poder para aplastar a los demás, para aprovecharse de él, para conseguir lo que quería. Era un miserable que sólo buscaba el beneficio propio. Así que sí, Shikari. Le maté —confesó Akame, sin perder la calma—. Puedes estar tranquila. Nada te va a pasar en este barco mientras estés conmigo... A no ser que intentes liberarte y escapar. Si haces eso, estarás muerta incluso antes de ponerte en pie. ¿Lo has entendido?
La prostituta podría intuir en el rostro del joven renegado que aquello era verdad; él estaba creyendo firmemente en todo lo que decía. Akame fumó otra calada. Luego volvió a dirigirse a la mujer.
—¿Me vas a hablar sobre las Trillizas de la Tormenta, Shikari? —quiso saber, curioso—. Como habrás podido imaginarte, soy difícil de engañar, así que te aconsejo que ni lo intentes. Si me cuentas lo que quiero saber, te estaré muy agradecido.