22/05/2019, 14:30
Al Uchiha le entraron hasta ganas de reír cuando Shikari le contó la peculiar forma de hablar de aquellas tres hijas de una hiena. «¿"Money"? ¿"Pussy"? A mí me parece más bien un intento de parecer modernas, joder.» Sin embargo, no dijo nada. La puta estaba colaborando de lo lindo, y él se lo agradeció con una nueva inclinación de cabeza y una media sonrisa. «Quién sabe, puede que al final sí que salves la vida, Shikari.» Pese a que Akame no había dicho una palabra al respecto, podía intuir en ella que la mujer ya se había dado cuenta de las diferencias —más que evidentes— entre Shaneji y el Uchiha. Eran como agua y aceite. Y eso, eso Akame podía considerarlo una virtud.
«Morenas, pelo blanco, usuarias de Raiton», memorizó Akame. No era gran cosa, pero seguía siendo más que nada. Ahora sólo había una pregunta que el muchacho quería hacerle a aquella señora, solo una, pues era la más importante de todas. Se puso el cigarro en la boca, humeante, y se echó ligeramente hacia delante para acercar su rostro al de la puta.
—¿Cuánto te ofrecieron, Shikari?
«Morenas, pelo blanco, usuarias de Raiton», memorizó Akame. No era gran cosa, pero seguía siendo más que nada. Ahora sólo había una pregunta que el muchacho quería hacerle a aquella señora, solo una, pues era la más importante de todas. Se puso el cigarro en la boca, humeante, y se echó ligeramente hacia delante para acercar su rostro al de la puta.
—¿Cuánto te ofrecieron, Shikari?