22/05/2019, 17:13
«¿Kiri... Kirigakure no Sato? ¿Sacarla de las profundidades, es eso siquiera posible?»
Aquello superó, por mucho, todas las expectativas del joven renegado. Akame se habría imaginado que un tipo como aquel Hōzuki, que gustaba de exhibir su estatus, del lujo y la indulgencia de los placeres terrenales, tendría en su punto de mira algún tipo de poder prohibido o riqueza a la que echar el guante. Pero, ¿refundar una Aldea Oculta? Eso sí que no se lo esperaba. «¿Sería por eso que era tan amigo de Kaido? ¿Tendrá el Tiburón ese mismo objetivo?», se preguntó Akame, ignorante de que muy pronto iba a entenderlo todo. Por el momento, se limitó a dar una de las últimas caladas a su tabaco.
—Está bien, Shikari, está bien —le contestó, como queriendo consolarla. Y no era por el tema de Shaneji—. Yo también fui un estúpido, también me confié. Me confié y lo perdí todo... Cometí un error y las consecuencias de mi decisión me persiguieron hasta darme caza, como a un animal salvaje. Pero ahora estoy aquí, se me ha dado un intento más de hacer las cosas.
Akame volvió a echarse hacia delante, interpelando a Shikari muy de cerca. Casi de forma íntima. Expulsó el humo del tabaco lentamente justo enfrente de su cara.
—¿Tú qué harías? ¿Qué harías si tuvieras una segunda oportunidad?
Aquello superó, por mucho, todas las expectativas del joven renegado. Akame se habría imaginado que un tipo como aquel Hōzuki, que gustaba de exhibir su estatus, del lujo y la indulgencia de los placeres terrenales, tendría en su punto de mira algún tipo de poder prohibido o riqueza a la que echar el guante. Pero, ¿refundar una Aldea Oculta? Eso sí que no se lo esperaba. «¿Sería por eso que era tan amigo de Kaido? ¿Tendrá el Tiburón ese mismo objetivo?», se preguntó Akame, ignorante de que muy pronto iba a entenderlo todo. Por el momento, se limitó a dar una de las últimas caladas a su tabaco.
—Está bien, Shikari, está bien —le contestó, como queriendo consolarla. Y no era por el tema de Shaneji—. Yo también fui un estúpido, también me confié. Me confié y lo perdí todo... Cometí un error y las consecuencias de mi decisión me persiguieron hasta darme caza, como a un animal salvaje. Pero ahora estoy aquí, se me ha dado un intento más de hacer las cosas.
Akame volvió a echarse hacia delante, interpelando a Shikari muy de cerca. Casi de forma íntima. Expulsó el humo del tabaco lentamente justo enfrente de su cara.
—¿Tú qué harías? ¿Qué harías si tuvieras una segunda oportunidad?