22/05/2019, 18:53
Una sonrisa, más sincera que ninguna otra, curvó los labios de Akame cuando la puta respondió a su pregunta, y de ellos salieron palabras apenas susurradas en el quedo espacio entre los dos.
—¿Ves, Shikari? Tú y yo no somos tan distintos.
El renegado se incorporó, fumando la última pitada del cigarrillo. Luego se aproximó a la ventana del camarote y la abrió, arrojando la colilla al mar, para volver a cerrarla luego. Se aseguró de que el pestillo estaba bien echado. Sus manos se entrelazaron en un característico sello y con un "puf", un Kage Bunshin apareció junto al verdadero Akame. La copia miró a su original y luego se limitó a sentarse sobre la silla que éste había ocupado momentos antes, frente a Shikari. Su cara era aun más inexpresiva que la del verdadero Akame, pero sus ojos eran el doble de penetrantes. Negros, oscuros como el fondo de una botella.
—Nos volveremos a ver a la hora del almuerzo, Shikari.
Akame desactivó su Sharingan y abandonó el camarote, directo a la cubierta. Tenía un par de cosas más que hablar con Kushoro.
—¿Ves, Shikari? Tú y yo no somos tan distintos.
El renegado se incorporó, fumando la última pitada del cigarrillo. Luego se aproximó a la ventana del camarote y la abrió, arrojando la colilla al mar, para volver a cerrarla luego. Se aseguró de que el pestillo estaba bien echado. Sus manos se entrelazaron en un característico sello y con un "puf", un Kage Bunshin apareció junto al verdadero Akame. La copia miró a su original y luego se limitó a sentarse sobre la silla que éste había ocupado momentos antes, frente a Shikari. Su cara era aun más inexpresiva que la del verdadero Akame, pero sus ojos eran el doble de penetrantes. Negros, oscuros como el fondo de una botella.
—Nos volveremos a ver a la hora del almuerzo, Shikari.
Akame desactivó su Sharingan y abandonó el camarote, directo a la cubierta. Tenía un par de cosas más que hablar con Kushoro.