23/05/2019, 17:42
Y así, se despidieron por unas horas. O, bueno, lo hizo el verdadero Akame. Su clon seguía junto a ella, observándola con esos ojos oscuros. Era incómodo, dormir mientras un desconocido no dejaba de mirarla. Por mucho que se diese la vuelta, notaba su mirada en el cogote.
Pero el cansancio era severo, y tras encontrar una posición medianamente cómoda atada como estaba, lo logró.
No sucedió nada remarcable por el resto del día. Los contrabandistas seguían oteando el horizonte, asustados de que cualquier velero apareciese entre las olas. Ya no hacían el trabajo con desidia, por simple precaución y porque eran las órdenes. Kushoro se había encargado de dejarles bien claro que les estaban siguiendo la pista, y como el plan de Suzaku no surgiese efecto, estarían bien jodidos.
El temor a la muerte espabilaba hasta al cabrón más irreverente.
Pasó el día, pasó la noche. El bote enviado por Suzaku debió engañar a las Trillizas de la Tormenta. O, al menos, desviarlas del rumbo y entretenerlas lo suficiente como para no volver a alcanzarles. Akame, tras mostrarles a sus hombres, por segunda vez, que con él no se jugaba, no tuvo que soportar tampoco ninguna otra disputa.
Lo que quedó fue un viaje tranquilo, en gran contraste con el momento álgido vivido con el enfrentamiento entre Suzaku y Shaneji. Tampoco tuvieron más noticias de Kaido. Nadie sabía a dónde había partido, ni si planeaba volver. Al alba, en el horizonte, lo vieron.
Llegaban a su destino.
Llegaban al puerto de Hibakari.
Pero el cansancio era severo, y tras encontrar una posición medianamente cómoda atada como estaba, lo logró.
No sucedió nada remarcable por el resto del día. Los contrabandistas seguían oteando el horizonte, asustados de que cualquier velero apareciese entre las olas. Ya no hacían el trabajo con desidia, por simple precaución y porque eran las órdenes. Kushoro se había encargado de dejarles bien claro que les estaban siguiendo la pista, y como el plan de Suzaku no surgiese efecto, estarían bien jodidos.
El temor a la muerte espabilaba hasta al cabrón más irreverente.
Pasó el día, pasó la noche. El bote enviado por Suzaku debió engañar a las Trillizas de la Tormenta. O, al menos, desviarlas del rumbo y entretenerlas lo suficiente como para no volver a alcanzarles. Akame, tras mostrarles a sus hombres, por segunda vez, que con él no se jugaba, no tuvo que soportar tampoco ninguna otra disputa.
Lo que quedó fue un viaje tranquilo, en gran contraste con el momento álgido vivido con el enfrentamiento entre Suzaku y Shaneji. Tampoco tuvieron más noticias de Kaido. Nadie sabía a dónde había partido, ni si planeaba volver. Al alba, en el horizonte, lo vieron.
Llegaban a su destino.
Llegaban al puerto de Hibakari.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado