27/05/2019, 17:06
Muñeca reaccionó por puro instinto, dejándose hundir y arrojándose bajo la superficie del agua para evitar la rápida ofensiva del Uchiha. Era rápida y pequeña, dos cualidades que le sirvieron para evitarlo justo a tiempo. Además, conocía de aquellos rápidos jutsus con los que contaba Zaide, y desde el momento en que le había visto había estado pensando en posibles escapatorias para sus Raitones. Meterse de lleno en el agua no parecía una idea fantástica, desde luego, pero era la que más a mano tenía en aquellos instantes. Luego, se levantó al momento, conocedora de que Zaide era de los que no concedían un solo respiro.
Kaido, por otra parte, optó por realizar la Táctica del Tiburón: esto es, defenderse atacando.
Los ojos de Zaide siguieron la alta cortina de agua que levantó el Primo de Shaneji al moverse a semejante velocidad por lo ancho del pasillo, impulsado por el Sunshin. Luego, el crío azul formó un sello, y… «Ya veo…»
A medida que los cuerpos de agua se aprisionaban a su alrededor como fuertes tenazas, el cuerpo de Uchiha Zaide se iluminaba.
Un chispazo. Un sonoro disparo. Y estos dos sonidos, y ninguno más, componen la banda sonora de una historia. La historia de cómo Umikiba Kaido se convirtió por derecho de sangre en un Cabeza de Dragón.
Claro que, quizá, no cómo él esperaba.
Porque sí, la bala de Umikiba Kaido atravesó carne, hueso y músculo. Sin piedad alguna. De manera tan fría y seca que helaba la sangre. Bang, y el trabajo estaba hecho. Pero…
—Te dije… que si librabas esta batalla morirías.
Jamás por su mano. Nunca por su mano. Porque la mano ejecutora no había sido otra que la del Tiburón. Y es que, ¿qué había sucedido en esa fracción de segundo, antes de que todo se fuese a la mierda? Había pasado que Uchiha Zaide se había deshecho de aquellos molestos clones de agua electrocutándolos. Había pasado que había visto aquel dedo amenazador de Kaido apuntándole directamente a la cabeza, tal y como había visto en Shaneji hacer a otros. Y había pasado que su mano había formado el sello del Carnero, intercambiándose en el último segundo gracias al Kawarimi con la única cosa que tenía al alcance.
Con Muñeca.
El cuerpo de la niña miró, desorientada y perdida, por unos eternos instantes a Kaido, antes de desplomarse repentinamente sobre el agua.
—No fue mi culpa… ¡No fue lo mismo! —estalló de pronto Zaide, rugiendo al aire, a un fantasma. Por un momento, sus ojos habían dejado de enfocar. Habían perdido su astucia, empañados por una niebla azul. Pero sacudió la cabeza, disipándola, y pareció rehacerse en seguida—. La oferta que te propuse sigue en pie, chico. —Cuatro metros les separaban ahora—. Deshaz al tercer clon —dijo, con convicción, cuando no era más que una ligera sospecha—, acepta el trato, y quizá hasta esté a tiempo de impedir que la Marca del Dragón se active y los tuyos vean quién mató a la favorita de Ryū. O…
O esta vez fue Zaide quien le apuntó con un dedo, cubierto de decenas de chispas eléctricas.
Kaido, por otra parte, optó por realizar la Táctica del Tiburón: esto es, defenderse atacando.
Los ojos de Zaide siguieron la alta cortina de agua que levantó el Primo de Shaneji al moverse a semejante velocidad por lo ancho del pasillo, impulsado por el Sunshin. Luego, el crío azul formó un sello, y… «Ya veo…»
A medida que los cuerpos de agua se aprisionaban a su alrededor como fuertes tenazas, el cuerpo de Uchiha Zaide se iluminaba.
¡Zzzsssttttt!
¡¡BAAAAANNNGGG!!
¡¡BAAAAANNNGGG!!
Un chispazo. Un sonoro disparo. Y estos dos sonidos, y ninguno más, componen la banda sonora de una historia. La historia de cómo Umikiba Kaido se convirtió por derecho de sangre en un Cabeza de Dragón.
Claro que, quizá, no cómo él esperaba.
Porque sí, la bala de Umikiba Kaido atravesó carne, hueso y músculo. Sin piedad alguna. De manera tan fría y seca que helaba la sangre. Bang, y el trabajo estaba hecho. Pero…
—Te dije… que si librabas esta batalla morirías.
Jamás por su mano. Nunca por su mano. Porque la mano ejecutora no había sido otra que la del Tiburón. Y es que, ¿qué había sucedido en esa fracción de segundo, antes de que todo se fuese a la mierda? Había pasado que Uchiha Zaide se había deshecho de aquellos molestos clones de agua electrocutándolos. Había pasado que había visto aquel dedo amenazador de Kaido apuntándole directamente a la cabeza, tal y como había visto en Shaneji hacer a otros. Y había pasado que su mano había formado el sello del Carnero, intercambiándose en el último segundo gracias al Kawarimi con la única cosa que tenía al alcance.
Con Muñeca.
El cuerpo de la niña miró, desorientada y perdida, por unos eternos instantes a Kaido, antes de desplomarse repentinamente sobre el agua.
—No fue mi culpa… ¡No fue lo mismo! —estalló de pronto Zaide, rugiendo al aire, a un fantasma. Por un momento, sus ojos habían dejado de enfocar. Habían perdido su astucia, empañados por una niebla azul. Pero sacudió la cabeza, disipándola, y pareció rehacerse en seguida—. La oferta que te propuse sigue en pie, chico. —Cuatro metros les separaban ahora—. Deshaz al tercer clon —dijo, con convicción, cuando no era más que una ligera sospecha—, acepta el trato, y quizá hasta esté a tiempo de impedir que la Marca del Dragón se active y los tuyos vean quién mató a la favorita de Ryū. O…
O esta vez fue Zaide quien le apuntó con un dedo, cubierto de decenas de chispas eléctricas.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado