30/06/2019, 19:47
Hikaru no parecía querer aceptar que una misión tan sencilla pudiese ser de mucha utilidad como entrenamiento. Ranko no tuvo mucho conflicto con ésto, pues entendía que diferentes personas podrían ver las cosas de diferente manera. Su madre le había enseñado a ver cada oportunidad de mejorarse, por más ínfima que fuese. Se sintió halagada de que la pelirroja le dijera que estaba "más que lista", aunque no sabía si sería tan fácil como ella decía.
"Tal vez sí, tal vez no… No debería subestimar tanto un encargo. Especialmente si se viene desde tan lejos…" pensó la de la trenza, pero no le dio a Hikaru más que una sonrisa.
Todos terminaron sus alimentos y estaban listos para partir. Ranko se sorprendió de Ken, pues lo notó incluso más pasivo que ella misma. Hikaru, por otra parte, parecía tener más decisión, y comenzó por preguntarle al dependiente del local si conocía a los herreros mencionados. Desafortunadamente, no parecía ser tan fácil.
Después de agradecer por la comida, Ranko se llevó una mano a la barbilla, pensativa. En su primera misión, ya se había demostrado a sí misma que podía tomar la batuta cuando era necesario. ¡No podía quedarse atrás!
"Piensa, Ranko, piensa. ¿Cuál sería la mejor manera de encontrar un herrero en un pueblo de herreros? Si fuese una tienda, sería mucho más fácil: sólo habría que preguntarle al vendedor…"
—No a los productos… —soltó sin querer. Luego alzó la vista al dependiente, quien ya estaba recibiendo nuevos clientes —. D-di-disculpe… ¿Ha-hay algún tipo de… e-existe una… alcaldía? ¿O un registro d-de las forjas?
El dependiente arqueó una ceja, sin dejar de cocinar.
—Señorita, soy un cocinero. No manejo nada más que los instrumentos de esta cocina. No sé de registros, pero sé que este lugar comenzó como un asentamiento comercial
Dudo que se hayan dedicado a redactar una constitución. —El hombre le respondió con toda propiedad, mas Ranko sintió que su pregunta había sido una molestia.
—L-lo siento. Gracias. —Se dijo que valía la pena haberlo preguntado.
Ranko se apartó unos pasos del local y se ajustó la mochila a los hombros. Ken sugirió comenzar por un área con menos forjas y preguntar por los locales. Al parecer, ninguno tenía más información que un nombre, y estaban prácticamente en las mismas. Ranko adoptó su pose pensativa de nuevo.
—Akiyama, Kaoto, Shaku… —repitió la chica, tanto para sí misma como para sus compañeros —. S-si no tenemos más que eso, c-creo que no importa dónde comencemos. Ahm… ¿Q-qué tal…? ¿Qué tal que comencemos por alguna de las e-entradas de la ciudad, y-y nos separamos a razón de un local por… por cada uno? Así e-estaríamos preguntando en 3 lugares a la vez, p-pero no perderíamos rastro de… de a quiénes ya ha… habríamos pedido información, ni n-nos alejaríamos tanto e-en caso de que alguno encontrase algo s-sobre cualquiera de los tres…
No sabía qué pensarían los otros dos, pero Ranko pensó que era una idea muy factible. Cada quien preguntaría por los tres herreros, y no solo por el suyo, a como lo harían si trabajasen solos. Afortunadamente, la entrada oeste de la ciudad no estaba muy lejos de allí, por lo que podía ver. No se movería de su lugar sino hasta que todos estuviesen de acuerdo.
"Tal vez sí, tal vez no… No debería subestimar tanto un encargo. Especialmente si se viene desde tan lejos…" pensó la de la trenza, pero no le dio a Hikaru más que una sonrisa.
Todos terminaron sus alimentos y estaban listos para partir. Ranko se sorprendió de Ken, pues lo notó incluso más pasivo que ella misma. Hikaru, por otra parte, parecía tener más decisión, y comenzó por preguntarle al dependiente del local si conocía a los herreros mencionados. Desafortunadamente, no parecía ser tan fácil.
Después de agradecer por la comida, Ranko se llevó una mano a la barbilla, pensativa. En su primera misión, ya se había demostrado a sí misma que podía tomar la batuta cuando era necesario. ¡No podía quedarse atrás!
"Piensa, Ranko, piensa. ¿Cuál sería la mejor manera de encontrar un herrero en un pueblo de herreros? Si fuese una tienda, sería mucho más fácil: sólo habría que preguntarle al vendedor…"
—No a los productos… —soltó sin querer. Luego alzó la vista al dependiente, quien ya estaba recibiendo nuevos clientes —. D-di-disculpe… ¿Ha-hay algún tipo de… e-existe una… alcaldía? ¿O un registro d-de las forjas?
El dependiente arqueó una ceja, sin dejar de cocinar.
—Señorita, soy un cocinero. No manejo nada más que los instrumentos de esta cocina. No sé de registros, pero sé que este lugar comenzó como un asentamiento comercial
Dudo que se hayan dedicado a redactar una constitución. —El hombre le respondió con toda propiedad, mas Ranko sintió que su pregunta había sido una molestia.
—L-lo siento. Gracias. —Se dijo que valía la pena haberlo preguntado.
Ranko se apartó unos pasos del local y se ajustó la mochila a los hombros. Ken sugirió comenzar por un área con menos forjas y preguntar por los locales. Al parecer, ninguno tenía más información que un nombre, y estaban prácticamente en las mismas. Ranko adoptó su pose pensativa de nuevo.
—Akiyama, Kaoto, Shaku… —repitió la chica, tanto para sí misma como para sus compañeros —. S-si no tenemos más que eso, c-creo que no importa dónde comencemos. Ahm… ¿Q-qué tal…? ¿Qué tal que comencemos por alguna de las e-entradas de la ciudad, y-y nos separamos a razón de un local por… por cada uno? Así e-estaríamos preguntando en 3 lugares a la vez, p-pero no perderíamos rastro de… de a quiénes ya ha… habríamos pedido información, ni n-nos alejaríamos tanto e-en caso de que alguno encontrase algo s-sobre cualquiera de los tres…
No sabía qué pensarían los otros dos, pero Ranko pensó que era una idea muy factible. Cada quien preguntaría por los tres herreros, y no solo por el suyo, a como lo harían si trabajasen solos. Afortunadamente, la entrada oeste de la ciudad no estaba muy lejos de allí, por lo que podía ver. No se movería de su lugar sino hasta que todos estuviesen de acuerdo.
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