28/08/2019, 15:00
Por fortuna, la situación se calmó sola. Ni los guardias habían sido agresivos, ni el problema había sido real. Yamauchi apareció por los pasillos, y al ver la escena, se calmó. Juro también soltó un suspiro. Su presencia hacía incluso más fácil aquel encontronazo con los guardias. Se permitió relajar los hombros.
« Parece que los delirios del señor feudal son graves... o al menos, recurrentes » — Tanto los dos guardias como la mujer estaban al tanto y además parecían tener costumbre con ellos. Eso podría ser un problema para ellos.
La mujer, por último, le dio un consejo final a Yota: cuidado con el perro del señor feudal. A pesar de que fuera pacífico, una amenaza hacia él y probablemente ambos tendrían muchos problemas. Juro se anotó mentalmente lo peligroso que podía ser ese perro en cuestión de poder. Estaba por encima de ellos, y quizá, de todas las personas de ese castillo exceptuando al señor feudal.
Para terminar aquel cuadro, Yamauchi se ofreció a acompañarles a sus aposentos. Juro asintió, y se despidió de ambos guardias con una respetuosa reverencia.
El paseo hasta su cuarto no le decepcionó: enormes pasillos curvos llenos de preciosos cuadros de paisajes y retratos de personas que, supuso él, serían gente importante que hubo a lo largo de los años en el país. Por un momento, creyó ver a su Kage, solo que mucho más joven de lo que era ahora.
Lamentó no poder observarlo con más detenimiento, pero la mujer no paró y él tuvo que seguir para no perderse.
Tras subir unas escaleras de caracol que giraban alrededor de la gran cúpula del palacio, los tres pasaron por diversos salones. Ahí encontraron gente, probablemente del servicio, que cenaban o hablaban. El marionetista notó, además, que muchos umbrales estaban vigilados por guardias, los cuales les dejaron pasar tras notar la presencia de la mujer con ellos. Finalmente, llegaron a su estancia.
Había lujo por todas partes, espacio y comida varia. El sofá, las telas, los materiales... el chico nunca había visto algo así. Se sorprendió pensando que lo habían preparado para ellos dos.
—Y aquí tenéis comida y bebida, sed libres de coger lo que queráis. ¡Que no se diga que en este palacio se trata mal a los ninjas del Señor Feudal!Os dejo por hoy. Si tenéis alguna pregunta más...
— Muchas gracias por su hospitalidad — dijo Juro, sonriendo —. Espero que descanse bien el resto de la noche.
Juro miró a Yota, por si tenía alguna duda o más que contar. Él por su parte decidió no decir nada: sabía que la exhibición era en dos días y que tendrían que prepararla. Supuso que esa sería su tarea a partir de ahora. La verdad es que estaba cansado y lo único que quería era comer y dormir.
« Parece que los delirios del señor feudal son graves... o al menos, recurrentes » — Tanto los dos guardias como la mujer estaban al tanto y además parecían tener costumbre con ellos. Eso podría ser un problema para ellos.
La mujer, por último, le dio un consejo final a Yota: cuidado con el perro del señor feudal. A pesar de que fuera pacífico, una amenaza hacia él y probablemente ambos tendrían muchos problemas. Juro se anotó mentalmente lo peligroso que podía ser ese perro en cuestión de poder. Estaba por encima de ellos, y quizá, de todas las personas de ese castillo exceptuando al señor feudal.
Para terminar aquel cuadro, Yamauchi se ofreció a acompañarles a sus aposentos. Juro asintió, y se despidió de ambos guardias con una respetuosa reverencia.
El paseo hasta su cuarto no le decepcionó: enormes pasillos curvos llenos de preciosos cuadros de paisajes y retratos de personas que, supuso él, serían gente importante que hubo a lo largo de los años en el país. Por un momento, creyó ver a su Kage, solo que mucho más joven de lo que era ahora.
Lamentó no poder observarlo con más detenimiento, pero la mujer no paró y él tuvo que seguir para no perderse.
Tras subir unas escaleras de caracol que giraban alrededor de la gran cúpula del palacio, los tres pasaron por diversos salones. Ahí encontraron gente, probablemente del servicio, que cenaban o hablaban. El marionetista notó, además, que muchos umbrales estaban vigilados por guardias, los cuales les dejaron pasar tras notar la presencia de la mujer con ellos. Finalmente, llegaron a su estancia.
Había lujo por todas partes, espacio y comida varia. El sofá, las telas, los materiales... el chico nunca había visto algo así. Se sorprendió pensando que lo habían preparado para ellos dos.
—Y aquí tenéis comida y bebida, sed libres de coger lo que queráis. ¡Que no se diga que en este palacio se trata mal a los ninjas del Señor Feudal!Os dejo por hoy. Si tenéis alguna pregunta más...
— Muchas gracias por su hospitalidad — dijo Juro, sonriendo —. Espero que descanse bien el resto de la noche.
Juro miró a Yota, por si tenía alguna duda o más que contar. Él por su parte decidió no decir nada: sabía que la exhibición era en dos días y que tendrían que prepararla. Supuso que esa sería su tarea a partir de ahora. La verdad es que estaba cansado y lo único que quería era comer y dormir.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60