Este foro utiliza cookies
Este foro utiliza cookies para guardar tu información de inicio de sesión si estás registrado, y tu última visita si no lo estás. Las cookies son pequeños documentos de texto guardados en tu ordenador; las cookies establecidas por este foro sólo pueden ser utilizadas en este mismo sitio y no poseen riesgos de seguridad. Las cookies de este foro también llevan un registro de los temas que has leído y cuándo fue la última vez que los leíste. Los administradores NO tienen acceso a esta información, sólo TU NAVEGADOR. Por favor confirma si aceptas el establecimiento de estas cookies.

Se guardará una cookie en tu navegador sea cual sea tu elección para no tener que hacerte esta pregunta otra vez. Podrás cambiar tus ajustes sobre cookies en cualquier momento usando el link en el pie de página.
Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#2
La tarde era lluviosa. Nada que le molestara en absoluto. Después de tantos años entrenando con su padre bajo la misma, había desarrollado la capacidad de poder ignorarla casi completamente. Sin embargo, no se sentía muy a gusto entrenando fuera hasta tan tarde en aquella tierra que, desde luego, no era la suya. El viaje había sido sencillo y no hubo contratiempos en un principio. Seguramente su padre se enfadaría bastante si descubría que había salido de la aldea, pero francamente, necesitaba un tiempo para estar solo.

No se detuvo demasiado a fijarse en la ciudad. Parecía tener un diseño clásico, nada que ver con el avance tecnológico al que estaba acostumbrado en su aldea. Sin embargo, al ser esto algo relativamente nuevo y que en su propia casa no era demasiado importante, no le importaba lo mas mínimo el hecho de que faltasen esas cosas. No había gozado nunca de grandes comodidades ni de cosas por el estilo. A lo lejos, vio una taberna. Quizás no fuese el lugar más adecuado para tomar un té, pero era lo que había. Dando lentos pasos se acercó hasta la puerta y la abrió despacio para mirar en su interior.

Al parecer, era una taberna al uso. Muchos hombres bebiendo cerveza, brindando y riendo. Algunos parecían bastante pasados ya, mientras que otros parecían recién llegados y pedían sus primeras consumiciones. El alcohol siempre le había parecido una sustancia perjudicial para el cuerpo ya que atrofiaba temporalmente sus sentidos y reflejos. Algo que, seguramente, nunca tomaría. Como las normas sociales de beber en compañía le importaban mas bien poco, no estaba preocupado por lo que otros fueran a pensar de alguien totalmente abstemio como él. Entró a la sala y se escurrió el pelo en el suelo, para luego volvérselo a atar mientras miraba de nuevo la situación. Parecía que todas las mesas estaban ocupadas por varias personas que tomaban cerveza, pero había una que estaba ocupada por un solo hombre. Alguien de cabello negro y una horrible quemadura en la mitad de su cara. Algo que le llamó bastante la atención, pero no se detuvo demasiado tiempo a mirarlo. Pasó por delante de él efímeramente, caminando con calma y sus brazos colgando de sus hombros, los cuales se movían levemente por el balanceo de cada paso que daba.

-Un té, por favor -Le dijo al tabernero mientras le miraba de forma fría y distante desde detrás de la barra. El tabernero, sorprendido por lo que había pedido, se encogió de hombros y se puso en marcha, entre los gritos de los otros hombres que bebían junto a él. El cual se mostraba inmóvil y absorto en sus pensamientos. Durante unos instantes, una vez tuvo su taza de té delante, se paró a mirar al hombre que estaba sentado sólo en la mesa, buscando algún tipo de bandana identificativa de alguna aldea, pues no parecía alguien corriente y sospechaba que podría ser un shinobi como él, pero al no verla, simplemente tocó la suya, la cual estaba colgada del cuello.
Responder


Mensajes en este tema
RE: A río revuelto, ganancia de pescadores - por Taka Kisame - 11/09/2019, 00:05


This forum uses Lukasz Tkacz MyBB addons.