12/09/2019, 16:35
(Última modificación: 12/09/2019, 16:37 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
El ninja de la lluvia observó como el chico de la mesa se le acercaba. No sabía muy bien como reaccionar, así que sacó rápidamente de su bolsa 3 ryos y los colocó sobre la mesa de la taberna con suavidad mientras, por el rabillo del ojo observaba como se le acercaba, ignorando totalmente, ahora si, a los energumenos que se sentaban al lado. Su calma en todo momento parecía pasmosa, como si se hubiese tragado un kilo de bloques de hielo. Su rostro inexpresivo y su mirada perdida y fría podrían llegar a ser inquietantes, o simplemente a pasar totalmente desapercibido si no se le tomaba atención.
-Enturbia la conciencia y deteriora los reflejos paulatinamente de una forma directamente proporcional a la cantidad que ingieres -Comentó mirándole con aspecto frío, clavandole la mirada en sus ojos, aunque en el fondo estaba confundido por el hecho de que todos se rieran y este se le hubiera acercado de forma tan amigable. Su voz denotaba que había vivido bastante, junto con su aspecto daba la sensación de que fuese muchísimo más peligroso que toda la taberna si se lo proponía, o al menos mucho más astuto.
-No te preocupes, solo debatía si merecía la pena partirles un par de huesos aún sabiendo que estoy cometiendo un crimen y que estoy fuera de mi tierra. No me representan un gran peligro. Por otra parte, he visto que parecen gente humilde de una tierra más bien pobre, con lo cual y como bien dices, puedo entender su actitud -Hizo una breve pausa para dar un sorbo a su taza de té -Esa era la otra razón por la que no les he seguido el juego, no merece la pena. -Dijo esto último sin mirarle, dejando su mirada al azar en un punto distante e inexistente, en allguna parte detrás del tabernero.
Esperó unos instantes, mientras observaba de cuando en cuando al resto de hombres de la taberna. Estaba seguro que, dadas las normas sociales que se solían utilizar, sus palabras podrían haber resultado ofensivas. Era mas bien un estado de alerta para defenderse, porque no tenía intención alguna de atacarles. Seguramente si lo hiciera destrozaría parte del establecimiento y se jugaría una sentencia, y no era lo que quería, una vez más, estando en una tierra distinta a la suya. Aquella situación le resultaba un poco incómoda por esa razón, se sentía impotente por una parte, pero por otra tenía curiosidad por saber quien era ese tipo que había venido a hablarle. Intentó articular unas palabras, a modo de presentación, pero su garganta se quedó totalmente muda.
Entonces, no dijo más. Tenía la sensación de no saber como seguir la conversación, evidentemente, no le conocía, y no sabía si simplemente presentarse sería buena idea, dado que tampoco le interesaba que su nombre se extendiera en aquel sitio, en el cual, parecía que no era bienvenido...
-Enturbia la conciencia y deteriora los reflejos paulatinamente de una forma directamente proporcional a la cantidad que ingieres -Comentó mirándole con aspecto frío, clavandole la mirada en sus ojos, aunque en el fondo estaba confundido por el hecho de que todos se rieran y este se le hubiera acercado de forma tan amigable. Su voz denotaba que había vivido bastante, junto con su aspecto daba la sensación de que fuese muchísimo más peligroso que toda la taberna si se lo proponía, o al menos mucho más astuto.
-No te preocupes, solo debatía si merecía la pena partirles un par de huesos aún sabiendo que estoy cometiendo un crimen y que estoy fuera de mi tierra. No me representan un gran peligro. Por otra parte, he visto que parecen gente humilde de una tierra más bien pobre, con lo cual y como bien dices, puedo entender su actitud -Hizo una breve pausa para dar un sorbo a su taza de té -Esa era la otra razón por la que no les he seguido el juego, no merece la pena. -Dijo esto último sin mirarle, dejando su mirada al azar en un punto distante e inexistente, en allguna parte detrás del tabernero.
Esperó unos instantes, mientras observaba de cuando en cuando al resto de hombres de la taberna. Estaba seguro que, dadas las normas sociales que se solían utilizar, sus palabras podrían haber resultado ofensivas. Era mas bien un estado de alerta para defenderse, porque no tenía intención alguna de atacarles. Seguramente si lo hiciera destrozaría parte del establecimiento y se jugaría una sentencia, y no era lo que quería, una vez más, estando en una tierra distinta a la suya. Aquella situación le resultaba un poco incómoda por esa razón, se sentía impotente por una parte, pero por otra tenía curiosidad por saber quien era ese tipo que había venido a hablarle. Intentó articular unas palabras, a modo de presentación, pero su garganta se quedó totalmente muda.
Entonces, no dijo más. Tenía la sensación de no saber como seguir la conversación, evidentemente, no le conocía, y no sabía si simplemente presentarse sería buena idea, dado que tampoco le interesaba que su nombre se extendiera en aquel sitio, en el cual, parecía que no era bienvenido...