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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
Para el espectador, o incluso nuestros lectores, habría resultado hilarante ver cómo un tipo de un intenso color azul corría a rastras por la arena detrás de una jodida águila, que casualmente volaba al ras de las dunas sin coger demasiada altura, motivando de alguna forma a que el tiburón no se rindiese y acabase perdiendo su mejor baza: el cadáver de Zaide. Pero la realidad es que de no haberse rendido la carroñera de picotear el manojo de vendas del cuerpo sellado, Kaido habría desfallecido, muy probablemente, y habría acabado muriendo de sed, tan sólo como la una y entre un montón de tierra y arena.

Pero como ya he dicho infinidades de veces a lo largo de esta aventura, la suerte, en sus diversas formas, le seguía sonriendo a Kaido. Ésta vez, cuando sus ojos vidriosos hicieron contacto con lo que parecían ser un montón de casas que apenas podía distinguir entre el polvo y el sol incandescentes que le tenía toda la cara quemada. Kaido sonrió. Luego carcajeó. No se lo podía creer. No se lo podía creer.

¿Realmente estaba a salvo, de nuevo?

Realmente... alguien tenía que estar cuidándole allí arriba. ¿Yarou, quizás?

No, a ese le había matado a traición. Era mejor no hacerse ilusiones respecto a alcanzar algún día la absolución por su más grande pecado.
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Mensajes en este tema
(II) La Prisión del Yermo - por Uchiha Datsue - 28/03/2019, 02:49
RE: (II) La Prisión del Yermo - por Umikiba Kaido - 15/09/2019, 06:31


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