16/09/2019, 18:43
(Última modificación: 16/09/2019, 18:45 por Eikyuu Juro. Editado 1 vez en total.)
Tal y como sospechaba, su compañero no era precisamente un madrugador. Aun se encontraba en las puertas de morfeo para cuando fue a avisarle. Se dio la vuelta y decidió consentirle un poco de tiempo.
— Venga. Pero no tardes. No hemos venido aquí a vaguear — dijo, tras abandonar su cuarto.
Un rato después, ambos partieron en dirección a explorar. Juro se encontraba emocionado. Tras el instante que pudo vislumbrar aquel lugar, de la mano de la criada jefa, había deseado poder verlo con más calma. También estaba el asunto de ver el lugar dónde pronto tendrían que combatir. Eso era un asunto importante.
Los guardias se comportaron de forma amable, inclinando la cabeza y permitiendoles el paso siempre, exceptuando a varios lugares contados, los cuales tenían el derecho de paso reservado.
— Este lugar es un poco mareante — le confesó a su compañero. La estructura de anillo, el como las habitaciones se introducían hacia el nucleo, las escaleras... —. Creo que me perdería si estuviera solo.
Sin embargo, su visita fue interrumpida. Mientras observaban las vistas de una de las terrazas de entrenamiento de la Guardia, Yamauchi fue a buscarlos. Juro sonrió, aunque no pudo evitar darse cuenta de la mirada que la anciana le dedicó a Yota cuando habló de cómo requerían su presencia. Se temió lo peor. Tan solo esperaba que realmente el Señor Feudal no se acordara de nada, o tendrían serios problemas.
La presencia del Señor Feudal no le intimidó tanto como la del perro que tenía al lado, al cuál Juro ya conocía de antemano. Nada más llegar, empezó a mostrarse agresivo con Yota, lo cual no le extrañó. Trato de disimular. Se notaba que todo el mundo temía a ese maldito perro.
« Creo que podrían matarnos por él » — Ese pensamiento no le tranquilizó lo más mínimo.
— Se lo agradezco, Gyou-sama. — dijo Juro, tras hacer una reverencia en señal de respeto —. Agradecemos también su hospitalidad por darnos la bienvenida a su palacio.
Durante unos momentos, la atención del Señor Feudal se dirigió hacia su compañero, lo cuál empeoró las cosas. Yamauchi, sin embargo, supo darle un giro de tuerca a la situación. Juro admitó otra vez a la mujer: se notaba que ya había tratado crisis de estas con anterioridad, por desgracia.
Finalmente, el Señor Feudal indico que no deseaba combates preparados, sino un combate de verdad. Menuda tontería. Pues claro que iba a decir eso. Después de todo, la base de un combate preparado era hacerlo lo suficientemente realista como para que la gente no se diera cuenta. El problema es que este hombre, senil o no, parecía consciente de sus intenciones. Eso dificultaría mucho más crearlo. Sintió ganas de suspirar. ¿Por qué todo tenía que ser tan dificil?
« Fingimos el combate, nadie se da cuenta, y todos felices. ¿Por qué obligarnos a pelear de verdad entre compañeros? » — pensó, para sí. Las palabras de Yota volvieron a él. ¿Eso erán? ¿Bufones en su corte?
— No se preocupe, Gyou-sama. Aunque mi compañero obstente ese rango, es perfectamente capaz de ofrecer una buena pelea — aseguro Juro, con otro gesto de cortesía —. Le aseguro que no le decepcionaremos.
— Venga. Pero no tardes. No hemos venido aquí a vaguear — dijo, tras abandonar su cuarto.
Un rato después, ambos partieron en dirección a explorar. Juro se encontraba emocionado. Tras el instante que pudo vislumbrar aquel lugar, de la mano de la criada jefa, había deseado poder verlo con más calma. También estaba el asunto de ver el lugar dónde pronto tendrían que combatir. Eso era un asunto importante.
Los guardias se comportaron de forma amable, inclinando la cabeza y permitiendoles el paso siempre, exceptuando a varios lugares contados, los cuales tenían el derecho de paso reservado.
— Este lugar es un poco mareante — le confesó a su compañero. La estructura de anillo, el como las habitaciones se introducían hacia el nucleo, las escaleras... —. Creo que me perdería si estuviera solo.
Sin embargo, su visita fue interrumpida. Mientras observaban las vistas de una de las terrazas de entrenamiento de la Guardia, Yamauchi fue a buscarlos. Juro sonrió, aunque no pudo evitar darse cuenta de la mirada que la anciana le dedicó a Yota cuando habló de cómo requerían su presencia. Se temió lo peor. Tan solo esperaba que realmente el Señor Feudal no se acordara de nada, o tendrían serios problemas.
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La presencia del Señor Feudal no le intimidó tanto como la del perro que tenía al lado, al cuál Juro ya conocía de antemano. Nada más llegar, empezó a mostrarse agresivo con Yota, lo cual no le extrañó. Trato de disimular. Se notaba que todo el mundo temía a ese maldito perro.
« Creo que podrían matarnos por él » — Ese pensamiento no le tranquilizó lo más mínimo.
— Se lo agradezco, Gyou-sama. — dijo Juro, tras hacer una reverencia en señal de respeto —. Agradecemos también su hospitalidad por darnos la bienvenida a su palacio.
Durante unos momentos, la atención del Señor Feudal se dirigió hacia su compañero, lo cuál empeoró las cosas. Yamauchi, sin embargo, supo darle un giro de tuerca a la situación. Juro admitó otra vez a la mujer: se notaba que ya había tratado crisis de estas con anterioridad, por desgracia.
Finalmente, el Señor Feudal indico que no deseaba combates preparados, sino un combate de verdad. Menuda tontería. Pues claro que iba a decir eso. Después de todo, la base de un combate preparado era hacerlo lo suficientemente realista como para que la gente no se diera cuenta. El problema es que este hombre, senil o no, parecía consciente de sus intenciones. Eso dificultaría mucho más crearlo. Sintió ganas de suspirar. ¿Por qué todo tenía que ser tan dificil?
« Fingimos el combate, nadie se da cuenta, y todos felices. ¿Por qué obligarnos a pelear de verdad entre compañeros? » — pensó, para sí. Las palabras de Yota volvieron a él. ¿Eso erán? ¿Bufones en su corte?
— No se preocupe, Gyou-sama. Aunque mi compañero obstente ese rango, es perfectamente capaz de ofrecer una buena pelea — aseguro Juro, con otro gesto de cortesía —. Le aseguro que no le decepcionaremos.
Hablo / Pienso
Avatar hecho por la increible Eri-sama.
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Sellos implantados: Hermandad intrepida
- Juro y Datsue : Aliento nevado, 218. Poder:60