22/09/2019, 05:07
Su maestro, y muchos otros, le habían alentado a viajar y ver mundo… Pero él quería tomárselo con calma, pues había tanto que ver y hacer que resultaba difícil decidir. Sin embargo, había eventos tan interesantes que era menester colocarlos de primeros en su larga listas de cosas por experimentar.
«Huele a brasas», pensó mientras llegaba a la ciudad de los herreros.
A través de sus cada vez mayores contactos, se había enterado de que en aquella ciudad de artesanos se llevaría a cabo un evento sin igual, el Tetsu no Chōsen: herreros de toda la región se reunían para participar en una serie de pruebas que les llevaba hasta el límite de sus habilidades. Esto se hacía con cierta frecuencia e informalidad, pero resultaba que en esta ocasión había unos mecenas comerciantes muy acaudalados y organizados; por lo se daban las circunstancias para que, por primera vez, la competencia fuese algo sistemático y oficial, que también atrajese a participantes de cada rincón de Oonindo.
Kazuma consideraba aquello un evento digno de ser presenciado; pero verlo solo no le era suficiente: desde que había caído bajo la tutela de Juro y se había empapado de sus enseñanzas, había adquirido una mayor habilidad para hacer amigos y relacionarse con la gente; pero también sentía una mayor necesidad de compañía en ciertas ocasiones que creía necesarias compartir con alguien más.
Aquello resultaba malo si no tenía a nadie que le acompañase, como en aquella ocasión; por lo que decidió que aquel que fomento su desarrollo social se hiciese responsable y le acompañase. Por supuesto, tendría que esperar un poco: fue recién cuando estaba a mitad de camino que se le ocurrió invitar a Juro con una carta que recurría a su amabilidad para que no pudiese negarse a ir.
«Aunque… No creí que hubiese tanta gente», pensó mientras veía las calles repletas y recordaba no haberle indicado a su sensei un punto de encuentro.
«Huele a brasas», pensó mientras llegaba a la ciudad de los herreros.
A través de sus cada vez mayores contactos, se había enterado de que en aquella ciudad de artesanos se llevaría a cabo un evento sin igual, el Tetsu no Chōsen: herreros de toda la región se reunían para participar en una serie de pruebas que les llevaba hasta el límite de sus habilidades. Esto se hacía con cierta frecuencia e informalidad, pero resultaba que en esta ocasión había unos mecenas comerciantes muy acaudalados y organizados; por lo se daban las circunstancias para que, por primera vez, la competencia fuese algo sistemático y oficial, que también atrajese a participantes de cada rincón de Oonindo.
Kazuma consideraba aquello un evento digno de ser presenciado; pero verlo solo no le era suficiente: desde que había caído bajo la tutela de Juro y se había empapado de sus enseñanzas, había adquirido una mayor habilidad para hacer amigos y relacionarse con la gente; pero también sentía una mayor necesidad de compañía en ciertas ocasiones que creía necesarias compartir con alguien más.
Aquello resultaba malo si no tenía a nadie que le acompañase, como en aquella ocasión; por lo que decidió que aquel que fomento su desarrollo social se hiciese responsable y le acompañase. Por supuesto, tendría que esperar un poco: fue recién cuando estaba a mitad de camino que se le ocurrió invitar a Juro con una carta que recurría a su amabilidad para que no pudiese negarse a ir.
«Aunque… No creí que hubiese tanta gente», pensó mientras veía las calles repletas y recordaba no haberle indicado a su sensei un punto de encuentro.
![[Imagen: aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif]](https://i.pinimg.com/originals/aa/b6/87/aab687219fe81b12d60db220de0dd17c.gif)