23/09/2019, 01:31
Al parecer, este tal Karasu estaba de acuerdo con que el tipo al que buscarían es peligroso, pero no pareció importarle demasiado. Quizás ese chico fuese más poderoso de lo que Kisame pensó en el momento. Parecía alguien curtido y, aunque pareciese un poco más pequeño que él mismo, daba la sensación a primera vista de ser más experimentado. No podía evitar desconfiar un poco de él. Al fin y al cabo era alguien totalmente desconocido . Había sido agradable y le había propuesto una pequeña misión que daba la sensación de tener dinero detrás, eso es algo.
Acto seguido, abandonó la sala y comenzó a caminar calle abajo detrás de él. La lluvia no le molestaba y no le importaría en absoluto hablar con el en cualquier sitio de la calle, sin embargo, entendía que no a todo el mundo le era indiferente estar bajo la tormenta, ni a cualquiera le daba igual calarse hasta los huesos. Es algo muy propio de Amegakure. No tardaron en llegar a un edificio con aspecto bastante "marrullero". Tenía aspecto viejo y destartalado y no daba demasiada confianza entrar, pero suponía que si su compañero le había traído allí, estaba totalmente libre de peligro, aunque no bajaría la guardia por si acaso. No era buena idea fiarse ciegamente de cualquiera que pasara por allí.
Dentro había un tipo enorme con un martillo que les miró evaluándolos. Parecía un lugar para hacer cosas turbias. Si existiera un lugar así en Amegakure habría sido desmantelado en cuestión de semanas o días, pero en aquella tierra estas cosas parecía que estaban a la orden del día. Al fin y al cabo, ya no estaba en casa y lo que pasara allí no le importaba demasiado, ahora solo tenía en mente las preguntas que le haría a su acompañante una vez estuvieran solos. El chico dejó algo de dinero y una habitación fue asignada por un tipo con aspecto de roedor. En general aquel sitio no le agradaba demasiado pero intentó mantenerse estoico ante todo lo que ocurría en aquel lugar. Mientras que no intentaran asaltarle ni nada por el estilo, todo iba a salir bien.
Aquel cuarto parecía más un picadero que un sitio en el que hablar, pero no podía quejarse de la "hospitalidad" que aquel chico estaba teniendo con él -Asumo que esto es un sitio seguro y que no vas a intentar rajarme el cuello. En un sitio como este nadie se enteraría de nada y en este país nadie me echaría de menos -Le dedicó una mirada a Karasu con gesto frío y prosiguió -En primer lugar, gracias por traerme a un sitio privado, no me gustaría que nadie supiera qué tramamos, las paredes oyen y viendo lo visto seguramente hubiera gente en esa taberna que estuviera de acuerdo con este tal Gūzen -Dijo escurriéndose el pelo mojado como si fuera una balleta y volviéndose a hacer la coleta -En segundo lugar, si vamos a colaborar necesito saber todo lo que hayas podido averiguar de ese susodicho. Si por casualidad contases con algún objeto, pelo o algo relacionado con él, podría intentar rastrearlo cuando la tormenta cese. No es que no pueda hacerlo ahora, pero seguramente mi compañero me lo agradecería, no es especialmente amigo de empaparse -Hizo una breve pausa para estudiar su reacción y prosiguió rápidamente con gesto frío -He supuesto que eras ninja casi desde que te he visto la primera vez, pero cuando me has propuesto esto lo he tenido claro, porque si alguien busca a un ninja pretendiendo capturarlo sin ser de su condición, o bien le tiene poco aprecio a su vida o bien está totalmente chalado. Lo que me inquieta es que no lleves ninguna identificación. A título personal no soy alguien especialmente experimentado. No es que quiera que me cuentes tu vida, pero me gustaría saber con quien voy a trabajar, si no es indiscreción -Concluyó su monólogo apoyando sus manos en la mesa y mirándole fijamente, esperando una respuesta de su parte.
Acto seguido, abandonó la sala y comenzó a caminar calle abajo detrás de él. La lluvia no le molestaba y no le importaría en absoluto hablar con el en cualquier sitio de la calle, sin embargo, entendía que no a todo el mundo le era indiferente estar bajo la tormenta, ni a cualquiera le daba igual calarse hasta los huesos. Es algo muy propio de Amegakure. No tardaron en llegar a un edificio con aspecto bastante "marrullero". Tenía aspecto viejo y destartalado y no daba demasiada confianza entrar, pero suponía que si su compañero le había traído allí, estaba totalmente libre de peligro, aunque no bajaría la guardia por si acaso. No era buena idea fiarse ciegamente de cualquiera que pasara por allí.
Dentro había un tipo enorme con un martillo que les miró evaluándolos. Parecía un lugar para hacer cosas turbias. Si existiera un lugar así en Amegakure habría sido desmantelado en cuestión de semanas o días, pero en aquella tierra estas cosas parecía que estaban a la orden del día. Al fin y al cabo, ya no estaba en casa y lo que pasara allí no le importaba demasiado, ahora solo tenía en mente las preguntas que le haría a su acompañante una vez estuvieran solos. El chico dejó algo de dinero y una habitación fue asignada por un tipo con aspecto de roedor. En general aquel sitio no le agradaba demasiado pero intentó mantenerse estoico ante todo lo que ocurría en aquel lugar. Mientras que no intentaran asaltarle ni nada por el estilo, todo iba a salir bien.
Aquel cuarto parecía más un picadero que un sitio en el que hablar, pero no podía quejarse de la "hospitalidad" que aquel chico estaba teniendo con él -Asumo que esto es un sitio seguro y que no vas a intentar rajarme el cuello. En un sitio como este nadie se enteraría de nada y en este país nadie me echaría de menos -Le dedicó una mirada a Karasu con gesto frío y prosiguió -En primer lugar, gracias por traerme a un sitio privado, no me gustaría que nadie supiera qué tramamos, las paredes oyen y viendo lo visto seguramente hubiera gente en esa taberna que estuviera de acuerdo con este tal Gūzen -Dijo escurriéndose el pelo mojado como si fuera una balleta y volviéndose a hacer la coleta -En segundo lugar, si vamos a colaborar necesito saber todo lo que hayas podido averiguar de ese susodicho. Si por casualidad contases con algún objeto, pelo o algo relacionado con él, podría intentar rastrearlo cuando la tormenta cese. No es que no pueda hacerlo ahora, pero seguramente mi compañero me lo agradecería, no es especialmente amigo de empaparse -Hizo una breve pausa para estudiar su reacción y prosiguió rápidamente con gesto frío -He supuesto que eras ninja casi desde que te he visto la primera vez, pero cuando me has propuesto esto lo he tenido claro, porque si alguien busca a un ninja pretendiendo capturarlo sin ser de su condición, o bien le tiene poco aprecio a su vida o bien está totalmente chalado. Lo que me inquieta es que no lleves ninguna identificación. A título personal no soy alguien especialmente experimentado. No es que quiera que me cuentes tu vida, pero me gustaría saber con quien voy a trabajar, si no es indiscreción -Concluyó su monólogo apoyando sus manos en la mesa y mirándole fijamente, esperando una respuesta de su parte.