30/09/2019, 02:00
(Última modificación: 30/09/2019, 13:58 por Taka Kisame. Editado 1 vez en total.)
Al parecer, estaban de acuerdo sin haber mediado palabra alguna. Seguramente su compañero de viaje lo hacía más bien para aprovecharse de la buena voluntad de Kisame o porque simplemente era más avispado y se había echado a dormir a tiempo. Pero, al final, allí estaba el genin despierto mientras comía un puñado de frutos secos tranquilamente, atento a la entrada y a la parte oscura de la cueva, por si algo pasara.
No quiso contestar a nada de lo que le había dicho con palabras, simplemente asintiendo con la cabeza. La primera guardia era suya y no tenía intención de dormirse ni un ápice, despertaría a Karasu cuando tuviese la ropa más o menos seca para así poder dormir minimamente a gusto en aquel duro suelo. El resto de la cueva estaba oscura y realmente era lo que más le preocupaba, ya que con el temporal que había le costaba creer que alguien fuese a entrar desde la calle, mas bien estaba atento para ver qué podía salir de dentro de la cueva.
Parecía que quedaba al menos un día completo para llegar al lugar de destino, por lo que resolvió que no sería demasiado viaje como para preocuparse por quedarse sin comida. Su mapache también dormía aunque ni siquiera estuviera cansado, pero no le dejó irse por si las cosas se pusieran feas durante la noche. De lo contrario, al amanecer lo desconvocaría para continuar su viaje sin él ya que no lo iba a necesitar a priori.
Si ninguna irregularidad ocurría durante su guardia, pasadas dos horas y media, quizás casi tres, el amejin se acercaría a su compañero y le menearía sin demasiada fuerza para despertarlo, aún sin articular palabra.
No quiso contestar a nada de lo que le había dicho con palabras, simplemente asintiendo con la cabeza. La primera guardia era suya y no tenía intención de dormirse ni un ápice, despertaría a Karasu cuando tuviese la ropa más o menos seca para así poder dormir minimamente a gusto en aquel duro suelo. El resto de la cueva estaba oscura y realmente era lo que más le preocupaba, ya que con el temporal que había le costaba creer que alguien fuese a entrar desde la calle, mas bien estaba atento para ver qué podía salir de dentro de la cueva.
Parecía que quedaba al menos un día completo para llegar al lugar de destino, por lo que resolvió que no sería demasiado viaje como para preocuparse por quedarse sin comida. Su mapache también dormía aunque ni siquiera estuviera cansado, pero no le dejó irse por si las cosas se pusieran feas durante la noche. De lo contrario, al amanecer lo desconvocaría para continuar su viaje sin él ya que no lo iba a necesitar a priori.
Si ninguna irregularidad ocurría durante su guardia, pasadas dos horas y media, quizás casi tres, el amejin se acercaría a su compañero y le menearía sin demasiada fuerza para despertarlo, aún sin articular palabra.