30/09/2019, 15:29
Aquel gruñido fue aumentando en intensidad, como si quien quiera que fuese su dueño se estuviese acercando a paso rápido. También aquel chirrido, el de unas uñas —o garras— rascando contra la roca. Sin embargo, cuando Kisame y su mascota creyeron que aquello iba a salir de entre las sombras... Todo cesó. El silencio volvió a reinar en la parte más oscura de la gruta, y el ambiente volvió a ceder protagonismo al rumor de la lluvia y el gemido del viento.
¿Estaban a salvo?
¿Estaban a salvo?