30/09/2019, 16:38
«Me cago en todo... Y no puedo dejar que a este tío le pase nada grave. Le necesito, joder» se debatía Akame en su fuero interno. Incluso para un personaje medianamente poderoso, como él era, un enorme oso de las montañas podía suponer un desafío si se enfrentaba en condiciones adversas. En campo abierto, donde pudiera burlar las garras de la bestia y diezmarle desde la distancia, no tendría miedo alguno. Pero allí, en una cueva, sus opciones eran realmente limitadas.
¡Bum!
El oso acababa de sacudirle un tremendo patazo a la cúpula, en su afán de investigación. ¿Cuánto tardaría en propinarle un zarpazo que echara abajo la construcción defensiva de Kisame? Akame juzgó que no era oportuno esperar a que algo así sucediese. Se incorporó como pudo, deshaciéndose de su manta, mientras le daba vueltas al asunto.
—¿Puedes deshacer esta cúpula a voluntad? —quiso saber. ¡BAM! otro golpetazo del oso a la pared defensiva, que se resquebrajó—. ¿Puedes o no?
¡Bum!
El oso acababa de sacudirle un tremendo patazo a la cúpula, en su afán de investigación. ¿Cuánto tardaría en propinarle un zarpazo que echara abajo la construcción defensiva de Kisame? Akame juzgó que no era oportuno esperar a que algo así sucediese. Se incorporó como pudo, deshaciéndose de su manta, mientras le daba vueltas al asunto.
—¿Puedes deshacer esta cúpula a voluntad? —quiso saber. ¡BAM! otro golpetazo del oso a la pared defensiva, que se resquebrajó—. ¿Puedes o no?