1/10/2019, 13:59
Kisame se sentía, ciertamente, algo nervioso. Y aunque se repetía mentalmente todo el tiempo que seguramente ese no era el momento para ponerse nervioso, era la primera vez que se enfrentaba a algo que realmente pudiera hacerle daño, o incluso matarle, por lo que emplearía todos sus conocimientos para contener a aquella bestia el tiempo necesario.
Deshizo la técnica rápidamente dando una palmada y comenzó a hacer una serie de sellos con una velocidad algo cuestionable, pero con bastante eficacia, muy sorprendido por dentro por el golpetazo que se había llevado Karasu. Él mismo sabía que muy posiblemente no aguantara un golpe así, su cuerpo era frágil y aquel oso parecía tener una potencia desorbitada por lo que, una vez acabó sus sellos y sin apartar sus ojos de la bestia...
-Doton: Retsudo Tenshō! -Dijo con firmeza, al tiempo que su mapache saltaba hacia la pared, para allí apoyarse durante menos de un segundo y lanzarse contra el oso desde un lado, dispuesto totalmente a darle un fuerte garrazo en el ojo.
El suelo bajo el oso comenzó a romperse con furia y haciendo un ruido potente de desgarros y rotura de rocas, algo que podría desequilibrar al animal y, claramente, hacerle daño por la irregularidad y las rocas puntiagudas que se habían formado allí. Si el ataque del mapache tuviera éxito, este caería sobre las rocas irregulares con presteza y saldría de ellas dando un fuerte salto en dirección a su invocador.
Deshizo la técnica rápidamente dando una palmada y comenzó a hacer una serie de sellos con una velocidad algo cuestionable, pero con bastante eficacia, muy sorprendido por dentro por el golpetazo que se había llevado Karasu. Él mismo sabía que muy posiblemente no aguantara un golpe así, su cuerpo era frágil y aquel oso parecía tener una potencia desorbitada por lo que, una vez acabó sus sellos y sin apartar sus ojos de la bestia...
-Doton: Retsudo Tenshō! -Dijo con firmeza, al tiempo que su mapache saltaba hacia la pared, para allí apoyarse durante menos de un segundo y lanzarse contra el oso desde un lado, dispuesto totalmente a darle un fuerte garrazo en el ojo.
El suelo bajo el oso comenzó a romperse con furia y haciendo un ruido potente de desgarros y rotura de rocas, algo que podría desequilibrar al animal y, claramente, hacerle daño por la irregularidad y las rocas puntiagudas que se habían formado allí. Si el ataque del mapache tuviera éxito, este caería sobre las rocas irregulares con presteza y saldría de ellas dando un fuerte salto en dirección a su invocador.