5/10/2019, 17:47
Dos a favor, una en contra.
Kyūtsuki fue la siguiente en tomar la palabra.
—Llevo demasiado tiempo trabajando en esto como para ahora echarlo por la borda. ¿Hablamos de ser la maza, o tener la maza agarrada por el mango? Yo opto por lo segundo. Voto en contra.
Dos a favor. Dos en contra. Zaide desvió la mirada hacia Money, sabiendo que él, tras la caída de Kaido y Akame, era la clave.
—Yo voto en contra —anunció, como si siquiera hiciese falta, tras haber dejado tan clara su postura—. Y piensa bien lo que vas a hacer, Money. Porque con Umigarasu a la cabeza, moviendo los hilos y los negocios, tu importancia en el grupo va a caer en picado.
Money abrió la boca, la cerró, y la volvió a abrir, con el ceño fruncido.
—Glacias pol tu pleocupación, brothel. Pero sablé arreglálmelas. Además, yo siemple busco lo mejol pa’ esta nueslta olganización. —Zaide chasqueó la lengua, irritado. Cómo odiaba aquel puto sello maldito—. Yo voto a favol.
—A favor —dijo la Anciana. Sin dar explicaciones. Sin marear la perdiz.
Cuatro a favor. Tres en contra. Tan solo quedaba Ryū para igualar la balanza o inclinarla definitivamente hacia un lado.
—¿No ibas a quitarme el control, Zaide? ¿No decías que ibas a llevar tú la batuta? ¿No iba a ser esa tu venganza? —Por primera vez, los Ryūtōs vieron sonreír a Ryū—. Voto a favor.
Y, con aquel último voto, Sekiryū selló su destino. Zaide dio un puñetazo sobre la mesa de pura impotencia. Era un león enjaulado, pero todavía con alma de salvaje, al que no le había gustado nada de nada lo decidido. Tampoco Otohime lucía nada contenta, tirando de mala manera el cigarro a medio acabar sobre la mesa. Sobre la cabeza de dragón que la representaba.
—Aceptaremos el trato propuesto por Umigarasu —continuó, haciendo caso omiso a las pataletas de Zaide y Otohime—. Aceptaremos el Gobierno de Kirigakure no Sato. Y, a partir de ahí, ya decidiremos lo que hacer —dirigió la mirada hacia Zaide por última vez—. Te aconsejo que te vayas buscando un tatuador para redecorar el cuello —dijo, con voz grave pero burlona—. Aunque, siempre te queda la otra vía. Si tan poco te gusta lo votado, renuncia al puesto…
Ryū acarició el mango del Dai Tsuchi que todavía tenía apoyado contra le mesa.
—… y lo solucionamos rápido.
Kyūtsuki fue la siguiente en tomar la palabra.
—Llevo demasiado tiempo trabajando en esto como para ahora echarlo por la borda. ¿Hablamos de ser la maza, o tener la maza agarrada por el mango? Yo opto por lo segundo. Voto en contra.
Dos a favor. Dos en contra. Zaide desvió la mirada hacia Money, sabiendo que él, tras la caída de Kaido y Akame, era la clave.
—Yo voto en contra —anunció, como si siquiera hiciese falta, tras haber dejado tan clara su postura—. Y piensa bien lo que vas a hacer, Money. Porque con Umigarasu a la cabeza, moviendo los hilos y los negocios, tu importancia en el grupo va a caer en picado.
Money abrió la boca, la cerró, y la volvió a abrir, con el ceño fruncido.
—Glacias pol tu pleocupación, brothel. Pero sablé arreglálmelas. Además, yo siemple busco lo mejol pa’ esta nueslta olganización. —Zaide chasqueó la lengua, irritado. Cómo odiaba aquel puto sello maldito—. Yo voto a favol.
—A favor —dijo la Anciana. Sin dar explicaciones. Sin marear la perdiz.
Cuatro a favor. Tres en contra. Tan solo quedaba Ryū para igualar la balanza o inclinarla definitivamente hacia un lado.
—¿No ibas a quitarme el control, Zaide? ¿No decías que ibas a llevar tú la batuta? ¿No iba a ser esa tu venganza? —Por primera vez, los Ryūtōs vieron sonreír a Ryū—. Voto a favor.
Y, con aquel último voto, Sekiryū selló su destino. Zaide dio un puñetazo sobre la mesa de pura impotencia. Era un león enjaulado, pero todavía con alma de salvaje, al que no le había gustado nada de nada lo decidido. Tampoco Otohime lucía nada contenta, tirando de mala manera el cigarro a medio acabar sobre la mesa. Sobre la cabeza de dragón que la representaba.
—Aceptaremos el trato propuesto por Umigarasu —continuó, haciendo caso omiso a las pataletas de Zaide y Otohime—. Aceptaremos el Gobierno de Kirigakure no Sato. Y, a partir de ahí, ya decidiremos lo que hacer —dirigió la mirada hacia Zaide por última vez—. Te aconsejo que te vayas buscando un tatuador para redecorar el cuello —dijo, con voz grave pero burlona—. Aunque, siempre te queda la otra vía. Si tan poco te gusta lo votado, renuncia al puesto…
Ryū acarició el mango del Dai Tsuchi que todavía tenía apoyado contra le mesa.
—… y lo solucionamos rápido.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado