5/10/2019, 20:29
(Última modificación: 5/10/2019, 20:31 por Uchiha Akame. Editado 2 veces en total.)
Conforme los votos se iban sucediendo, Akame se sintió invadido por una extraña sensación. Empezó como un cosquilleo en su estómago, en el pecho, pero que fue subiendo hacia su garganta en forma de una asfixiante ansiedad. Trató de disimular frotándose las manos, revolviéndose en su sitio, hasta que fue capaz de identificar lo que le estaba pasando; era vértigo. Su cerebro había carburado para hacerle consciente de que la decisión que estaban tomando allí marcaría el rumbo de la organización, y de sus vidas, para siempre. Se sentía como un niño pequeño asomado al borde de un abismo insondable, de una sima cuyo fondo engullido por las sombras no era capaz de alumbrar.
Y así, la votación concluyó por tres votos en contra y cinco a favor, de estrechar manos con aquel hombre a quien esas personas habían dedicado los últimos años de sus vidas a planear asesinar. De levantar de entre las ruinas del pasado a la Aldea de la Niebla Sangrienta, como únicos dueños y señores. Sí, Uchiha Akame sintió vértigo en aquel momento. Y miedo. Y excitación. ¿Qué le deparaba el futuro? Él seguía pensando en aquello que había dicho Zaide, e inevitablemente su mirada se desvió hacia el veterano. "Romper la baraja". Crear su propio juego. ¿Realmente era posible? No, la pregunta, más bien... ¿Merecía la pena?
Pese a sus dudas, Akame no podía escapar de quién era él. Una Revolución, como así la habían llamado, era algo demasiado idealista. Demasiado utópico. Sin controlar el poder, sin controlar el dinero, sin nada. Sólo entregándose a la vana pretensión de que el pueblo les seguiría... ¿Y luego qué? Sí, Uchiha Akame estaba empezando —sin saberlo todavía— a caminar la senda que tanto una como ahora otro le habían puesto bajo los pies... Pero todavía le quedaba mucho que alejarse del Profesional que una vez fue para calzarse las sandalias adecuadas.
«Quien con monstruos lucha cuide de no convertirse a su vez en monstruo. Cuando miras largo tiempo al Abismo, el Abismo también mira dentro de ti.»
Y así, la votación concluyó por tres votos en contra y cinco a favor, de estrechar manos con aquel hombre a quien esas personas habían dedicado los últimos años de sus vidas a planear asesinar. De levantar de entre las ruinas del pasado a la Aldea de la Niebla Sangrienta, como únicos dueños y señores. Sí, Uchiha Akame sintió vértigo en aquel momento. Y miedo. Y excitación. ¿Qué le deparaba el futuro? Él seguía pensando en aquello que había dicho Zaide, e inevitablemente su mirada se desvió hacia el veterano. "Romper la baraja". Crear su propio juego. ¿Realmente era posible? No, la pregunta, más bien... ¿Merecía la pena?
Pese a sus dudas, Akame no podía escapar de quién era él. Una Revolución, como así la habían llamado, era algo demasiado idealista. Demasiado utópico. Sin controlar el poder, sin controlar el dinero, sin nada. Sólo entregándose a la vana pretensión de que el pueblo les seguiría... ¿Y luego qué? Sí, Uchiha Akame estaba empezando —sin saberlo todavía— a caminar la senda que tanto una como ahora otro le habían puesto bajo los pies... Pero todavía le quedaba mucho que alejarse del Profesional que una vez fue para calzarse las sandalias adecuadas.