7/10/2019, 18:56
Akame asintió, ya más descansado y revitalizado gracias a su desayuno.
—Yo soy un gran aficionado del té, me encanta en casi todas sus variedades —añadió, entusiasta—. Además, no tomo alcohol, así que soy un tipo bastante aburrido en las reuniones de colegas. Prefiero una buena taza de té caliente o con hielo, según el tiempo. Mi favorito es el té verde de La Capital... Hmmm, un manjar.
Luego Kisame cambió radicalmente de tema. «¿A qué demonios viene esa pregunta?», quiso saber Akame. Sin embargo, se limitó a encogerse de hombros y responder con sinceridad.
—Me gusta conocer cosas... O más bien, odio ignorar cosas. Si entre esas estuviera el poder de hablar con las criaturas de la Naturaleza, desde luego que querría aprenderlo —aseguró, y en sus ojos se pudo ver durante un instante, un inequívoco brillo de ambición—. O tomarlo. Según entiendo, algunos invocadores pueden hablar con sus animales. ¿No es tu caso?
Mientras conversaban, Akame había terminado su desayuno. Recogió todo e hizo su petate de nuevo, que posteriormente se colgó a la espalda tras ponerse en pie. Estaba preparado para continuar. Sin esperar a que Kisame respondiese a su pregunta, el Uchiha salió de la cueva y comenzó a transitar el escarpado desfiladero en el que se habían refugiado la noche anterior a causa de la tormenta. Esperaba que el amejin le siguiera, si es que quería continuar la conversación mientras andaban...
—Yo soy un gran aficionado del té, me encanta en casi todas sus variedades —añadió, entusiasta—. Además, no tomo alcohol, así que soy un tipo bastante aburrido en las reuniones de colegas. Prefiero una buena taza de té caliente o con hielo, según el tiempo. Mi favorito es el té verde de La Capital... Hmmm, un manjar.
Luego Kisame cambió radicalmente de tema. «¿A qué demonios viene esa pregunta?», quiso saber Akame. Sin embargo, se limitó a encogerse de hombros y responder con sinceridad.
—Me gusta conocer cosas... O más bien, odio ignorar cosas. Si entre esas estuviera el poder de hablar con las criaturas de la Naturaleza, desde luego que querría aprenderlo —aseguró, y en sus ojos se pudo ver durante un instante, un inequívoco brillo de ambición—. O tomarlo. Según entiendo, algunos invocadores pueden hablar con sus animales. ¿No es tu caso?
Mientras conversaban, Akame había terminado su desayuno. Recogió todo e hizo su petate de nuevo, que posteriormente se colgó a la espalda tras ponerse en pie. Estaba preparado para continuar. Sin esperar a que Kisame respondiese a su pregunta, el Uchiha salió de la cueva y comenzó a transitar el escarpado desfiladero en el que se habían refugiado la noche anterior a causa de la tormenta. Esperaba que el amejin le siguiera, si es que quería continuar la conversación mientras andaban...