7/10/2019, 21:33
Estaba siendo recíproco eso de darse conversación mutuamente. Eso era una suerte, ya que, aunque no le importara ser silencioso y no hablase mucho nunca, habitualmente era porque no había nada que decir y/o porque le daba vergüenza. Agradeció pues, el interés de Karasu por entablar conversación.
-El té rojo me gusta mucho también, pero por alguna razón el negro me resulta muchísimo más agradable al paladar. Mi padre también piensa que es extraño, no te preocupe -Contestó con intención de sonreír, aunque no era lo suyo... La intención es lo que cuenta, no? -Las mujeres son... malas? -Preguntó Kisame, ingenuo e inocente. Se notaba a leguas por su forma de preguntar que seguramente nunca hubiese tocado a ninguna.
Se quedó un rato en silencio cuando le preguntó que si tenía novia. Nunca se había atrevido a hablarle a una chica. Sabía que no era demasiado agraciado y que su cuerpo frágil no era atrayente para ninguna mujer y además, para colmo, era tímido, reservado y frío... Él mismo sabía que era todo lo que una mujer no quería, por lo que, como siempre, decidió contestarle con sinceridad y franqueza.
-No... Nunca se me ha dado bien tratar con personas, menos aún con mujeres -Dijo en tono frío mientras observaba la imponente llanura que se alzaba ante ellos.
Ahora iban a entrar otro país. Desde aquel momento, era oficialmente el momento donde había estado más lejos de casa. Los viajes hacen madurar a los ninja, como decía su padre, y estaba casi seguro de que, a partir de ahora, comenzaba la verdadera aventura y que esta, de una manera o de otra lo llenaría de experiencias que lo harían madurar mucho.
-El té rojo me gusta mucho también, pero por alguna razón el negro me resulta muchísimo más agradable al paladar. Mi padre también piensa que es extraño, no te preocupe -Contestó con intención de sonreír, aunque no era lo suyo... La intención es lo que cuenta, no? -Las mujeres son... malas? -Preguntó Kisame, ingenuo e inocente. Se notaba a leguas por su forma de preguntar que seguramente nunca hubiese tocado a ninguna.
Se quedó un rato en silencio cuando le preguntó que si tenía novia. Nunca se había atrevido a hablarle a una chica. Sabía que no era demasiado agraciado y que su cuerpo frágil no era atrayente para ninguna mujer y además, para colmo, era tímido, reservado y frío... Él mismo sabía que era todo lo que una mujer no quería, por lo que, como siempre, decidió contestarle con sinceridad y franqueza.
-No... Nunca se me ha dado bien tratar con personas, menos aún con mujeres -Dijo en tono frío mientras observaba la imponente llanura que se alzaba ante ellos.
Ahora iban a entrar otro país. Desde aquel momento, era oficialmente el momento donde había estado más lejos de casa. Los viajes hacen madurar a los ninja, como decía su padre, y estaba casi seguro de que, a partir de ahora, comenzaba la verdadera aventura y que esta, de una manera o de otra lo llenaría de experiencias que lo harían madurar mucho.