7/10/2019, 22:39
—¿Le conoces? —El tono de Katsudon era extraño—. Quiero decir... ¿¡a un bijuu!?
¿Que mas daría si era un bijuu o un pulpo? Mi padre le hablaba a las carpas del Jardín, y nadie le decía nada.
—¿Le conoces? ¿A un humano?
—¡Gyūki! —¿Le estaba echando la bronca a un bicho tan grande? ¿De verdad? —. ¿Aún no recuerdas lo difícil que fue que los nuestros aceptarán tu relación con padre? —Ella parecía la mar de tranquila, pero yo... Y Katsudon no me ayudaba—. Os dije que mi padre era jinchuuriki. Pero no quería deciros todavía que su bijuu y él mantenían una amistad muy cercana. Colaboraron juntos para proteger el País del Hierro.
¿Katsudon se estaba enfadado? ¿Por que? No entendía nada. Parecía que el bicho gigante conocía a Yuuna y no nos iba a comer. Eso debía ser buena noticia. Sobretodo, si era un aliado tan grande, que fijo sabia llevar el barco al pais del hierro.
—¿¡Colaborar!?¿Con un bijuu? ¡Pero si los Guardianes están precisamente para evitar que...!
—Katsudon... Yo creo que...
—¡¡Ese es exactamente el tipo de actitud que odian mis hermanos!! ¿¡Para evitar qué, eh, gordo cabrón!?
—¡Eh, a mucha honra!
—¡Para evitar que os aplastemos! ¿Verdad? Lo que no entendéis es de donde nos viene esta mala hostia. ¡Los ninjas de la antigua Kumogakure iniciaron la Gran Guerra que acabó con nuestra muerte! El Raikage me capturó, me manipuló y me utilizó para combatir... ¡contra mis propios hermanos! ¿¡Crees que no tengo derecho a estar un poco cabreado, eh!?
—Bueno, supongo que sí, pero...
La verdad es que estaba un poco perdido, sobretodo por la actitud tan negativa de Katsudon.
—A ver, que yo me entere... ¿Cual es el problema con que sea un bijuu? Tiene un poco de mal humor y tal, y se ha metido con mis canciones, lo cual me ha ofendido, pero... —De momento solo nos había intentado herir con las palabras —¿Que tiene de malo colaborar con ellos? ¿No es mejor que tenerlos como enemigos?
Si ese ser quisiera matarnos, ya lo habría hecho. De verdad que no entendía nada. Vale que era grande, y daba un poco de miedo. Tenia forma de varios animales, si, pero podía hablar, y parecía tener sentimientos. Por fuera éramos obviamente diferentes pero por dentro...
Yo también estaba cabreado. Con los dioses por mi condición. Con mis antiguos compañeros de clase, que se reían y burlaban de mi, que me decían que jamás llegaría a ser un shinobi. Cada vez que recordaba que ese tipo de personas llevaban la misma bandana que yo, me hervía la sangre.
Pero no podía ni imaginar el nivel de cabreo que tenia Gyūki dentro de si mismo. Los ninjas, los humanos, le habían encerrado y obligado a pelear contra sus hermanos y todo por que ¿Para ver quien la tenia mas grande?
Y aún así... El se había hecho amigo de un humano, y le había ayudado a proteger a los suyos. Yo no se si seria capaz de colaborar con aquellos que hicieron de mi paso por la academia un infierno.
—Ahora mismo, Katsudon, me recuerdas a los niños de la academia que no querían juntarse conmigo solo por que yo no era como ellos. Solo por que yo era diferente. Y no sabes lo mucho que me duele el corazón al tener que compararte con ellos.
¿Que mas daría si era un bijuu o un pulpo? Mi padre le hablaba a las carpas del Jardín, y nadie le decía nada.
—¿Le conoces? ¿A un humano?
—¡Gyūki! —¿Le estaba echando la bronca a un bicho tan grande? ¿De verdad? —. ¿Aún no recuerdas lo difícil que fue que los nuestros aceptarán tu relación con padre? —Ella parecía la mar de tranquila, pero yo... Y Katsudon no me ayudaba—. Os dije que mi padre era jinchuuriki. Pero no quería deciros todavía que su bijuu y él mantenían una amistad muy cercana. Colaboraron juntos para proteger el País del Hierro.
¿Katsudon se estaba enfadado? ¿Por que? No entendía nada. Parecía que el bicho gigante conocía a Yuuna y no nos iba a comer. Eso debía ser buena noticia. Sobretodo, si era un aliado tan grande, que fijo sabia llevar el barco al pais del hierro.
—¿¡Colaborar!?¿Con un bijuu? ¡Pero si los Guardianes están precisamente para evitar que...!
—Katsudon... Yo creo que...
—¡¡Ese es exactamente el tipo de actitud que odian mis hermanos!! ¿¡Para evitar qué, eh, gordo cabrón!?
—¡Eh, a mucha honra!
—¡Para evitar que os aplastemos! ¿Verdad? Lo que no entendéis es de donde nos viene esta mala hostia. ¡Los ninjas de la antigua Kumogakure iniciaron la Gran Guerra que acabó con nuestra muerte! El Raikage me capturó, me manipuló y me utilizó para combatir... ¡contra mis propios hermanos! ¿¡Crees que no tengo derecho a estar un poco cabreado, eh!?
—Bueno, supongo que sí, pero...
La verdad es que estaba un poco perdido, sobretodo por la actitud tan negativa de Katsudon.
—A ver, que yo me entere... ¿Cual es el problema con que sea un bijuu? Tiene un poco de mal humor y tal, y se ha metido con mis canciones, lo cual me ha ofendido, pero... —De momento solo nos había intentado herir con las palabras —¿Que tiene de malo colaborar con ellos? ¿No es mejor que tenerlos como enemigos?
Si ese ser quisiera matarnos, ya lo habría hecho. De verdad que no entendía nada. Vale que era grande, y daba un poco de miedo. Tenia forma de varios animales, si, pero podía hablar, y parecía tener sentimientos. Por fuera éramos obviamente diferentes pero por dentro...
Yo también estaba cabreado. Con los dioses por mi condición. Con mis antiguos compañeros de clase, que se reían y burlaban de mi, que me decían que jamás llegaría a ser un shinobi. Cada vez que recordaba que ese tipo de personas llevaban la misma bandana que yo, me hervía la sangre.
Pero no podía ni imaginar el nivel de cabreo que tenia Gyūki dentro de si mismo. Los ninjas, los humanos, le habían encerrado y obligado a pelear contra sus hermanos y todo por que ¿Para ver quien la tenia mas grande?
Y aún así... El se había hecho amigo de un humano, y le había ayudado a proteger a los suyos. Yo no se si seria capaz de colaborar con aquellos que hicieron de mi paso por la academia un infierno.
—Ahora mismo, Katsudon, me recuerdas a los niños de la academia que no querían juntarse conmigo solo por que yo no era como ellos. Solo por que yo era diferente. Y no sabes lo mucho que me duele el corazón al tener que compararte con ellos.