9/10/2019, 19:50
—¿¡Aaaahh!? —Gyūki se echó hacia atrás, mostrándole aquella barbilla puntiaguda. Parecía algo indignado—. ¿Crees que no me merezco algo de respiro después de morir tratando de acabar con él, eh? —protestó—. Que resucitemos no significa que el proceso sea agradable. Además, —El monstruo agachó la cabeza y le miró desde muy cerca—. no he dicho que no vaya a hacer nada. Pero mi mejor amigo acaba de morir, y me gustaría guardar el duelo un tiempo hasta volver a encontrar al compañero adecuado.
—Creía que los bijuu érais muy... poderosos. ¿No podrías hacerle frente tú sólo... y con tus hermanos? —inquirió Yuuna.
—Oh, somos poderosos, por supuesto —respondió Gyūki—. Kurama el que más. Aunque me moleste admitirlo. Es lo que le dio esa maldita soberbia.
»No obstante, lo que muchos de mis hermanos se niegan a reconocer, y lo que sabe hasta el propio Kurama, es que nuestras habilidades son más bien limitadas. Poderosos, sí. Destructivos, desde luego. Limitados, no obstante.
—¿Cómo puede algo tan... alguien tan grande considerarse "limitado"? —intervino Katsudon.
—Tú deberías entenderme mejor que ninguno de los tres. ¿Acaso no encuentras limitaciones cuando te haces tan grande? ¿Eres capaz de tener controlado a tu objetivo de la misma manera? Ahora imagínate que a por ti no viene un sólo ninja, sino cientos.
—Eres el blanco fácil —asintió Katsudon.
—Y los ninjas sabéis moldear el chakra de mil formas distintas. Y tenéis técnicas de sellado que pueden reducirnos con relativa facilidad. Puede que acabemos con decenas de vosotros. Puede que destruyamos pueblos, ciudades, montañas. Pero tarde o temprano, nuestro destino será acabar en una vasija. Por eso Padre quería que colaborásemos bijuu y humanos. Mis hermanos son unos ilusos, pero es la única manera. Un humano es escurridizo, rápido y discreto. Una bestia gigante es ruidosa y torpe. —Gyūki miró de nuevo a Reiji—. Y puede pasar desapercibido entre otros humanos. Nosotros somos nueve, y vosotros, millones.
»Pero pequeño amigo espadachín. No lo dudes, si alguna vez mis hermanos necesitan ayuda, acudiré el primero de todos. Palabra de pulpo. Palabra de toro.
»Me caes bien, pequeño amigo espadachín. Eres el único que me ha tratado como un igual —miró a Katsudon—, incluso me has cuestionado como a uno de los tuyos. —Miró a Yuuna, y luego, volvió a mirarle a él—. ¿Cual es tu nombre, pequeño amigo espadachín?
—Creía que los bijuu érais muy... poderosos. ¿No podrías hacerle frente tú sólo... y con tus hermanos? —inquirió Yuuna.
—Oh, somos poderosos, por supuesto —respondió Gyūki—. Kurama el que más. Aunque me moleste admitirlo. Es lo que le dio esa maldita soberbia.
»No obstante, lo que muchos de mis hermanos se niegan a reconocer, y lo que sabe hasta el propio Kurama, es que nuestras habilidades son más bien limitadas. Poderosos, sí. Destructivos, desde luego. Limitados, no obstante.
—¿Cómo puede algo tan... alguien tan grande considerarse "limitado"? —intervino Katsudon.
—Tú deberías entenderme mejor que ninguno de los tres. ¿Acaso no encuentras limitaciones cuando te haces tan grande? ¿Eres capaz de tener controlado a tu objetivo de la misma manera? Ahora imagínate que a por ti no viene un sólo ninja, sino cientos.
—Eres el blanco fácil —asintió Katsudon.
—Y los ninjas sabéis moldear el chakra de mil formas distintas. Y tenéis técnicas de sellado que pueden reducirnos con relativa facilidad. Puede que acabemos con decenas de vosotros. Puede que destruyamos pueblos, ciudades, montañas. Pero tarde o temprano, nuestro destino será acabar en una vasija. Por eso Padre quería que colaborásemos bijuu y humanos. Mis hermanos son unos ilusos, pero es la única manera. Un humano es escurridizo, rápido y discreto. Una bestia gigante es ruidosa y torpe. —Gyūki miró de nuevo a Reiji—. Y puede pasar desapercibido entre otros humanos. Nosotros somos nueve, y vosotros, millones.
»Pero pequeño amigo espadachín. No lo dudes, si alguna vez mis hermanos necesitan ayuda, acudiré el primero de todos. Palabra de pulpo. Palabra de toro.
»Me caes bien, pequeño amigo espadachín. Eres el único que me ha tratado como un igual —miró a Katsudon—, incluso me has cuestionado como a uno de los tuyos. —Miró a Yuuna, y luego, volvió a mirarle a él—. ¿Cual es tu nombre, pequeño amigo espadachín?
![[Imagen: MsR3sea.png]](https://i.imgur.com/MsR3sea.png)
Esta cuenta representa a la totalidad de los administradores de NinjaWorld.es