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Otoño-Invierno de 221

Fecha fijada indefinidamente con la siguiente ambientación: Los ninjas de las Tres Grandes siguen luchando contra el ejército de Kurama allá donde encuentran un bastión sin conquistar. Debido a las recientes provocaciones del Nueve Colas, los shinobi y kunoichi atacan con fiereza en nombre de la victoria. Kurama y sus generales se encuentran acorralados en las Tierras Nevadas del Norte, en el País de la Tormenta. Pero el invierno está cerca e impide que cualquiera de los dos bandos avance, dejando Oonindo en una situación de guerra fría, con pequeñas operaciones aquí y allá. Las villas requieren de financiación tras la pérdida de efectivos en la guerra, y los criminales siguen actuando sobre terreno salpicado por la sangre de aliados y enemigos, por lo que los ninjas también son enviados a misiones de todo tipo por el resto del mundo, especialmente aquellos que no están preparados para enfrentarse a las terribles fuerzas del Kyuubi.
#53
Oonindo es muy grande, Kisame-san —respondió el exiliado, que al contrario de su acompañante, sí que disfrutaba con el olor a campo y el cálido Sol—. A mí me encanta viajar, conocer distintas regiones y a sus gentes... Te enriquece, te abre la mente.

Mientras se aproximaban a la Ribera del Sur, la titánica silueta del Árbol Sagrado se iba haciendo más y más grande en el horizonte. Cuando el sendero dio con sus pies en el pueblo a orillas del río, aquel gigantesco ser vivo era más grande que incluso el castillo de algún señor feudal. Sus raíces, gruesas como serpientes gigantes, se podían ver incluso desde la otra orilla del río, donde se encontraba la Ribera del Sur. Akame desconocía el nombre del pueblecito al que se dirigían, pero estaba seguro de que no le costaría mucho averiguarlo.

Es mejor evitar problemas, en efecto. Sobretodo si uno anda en busca de gente problemática, prófugos de la ley, como es nuestro caso. Los problemas atraen a los problemas, como se suele decir; y a nosotros nos conviene más pasar desapercibidos.

El pueblecito en sí era de pequeño tamaño —Akame calculó que tendría menos de mil habitantes—, construido al estilo de los asentamientos ribereños del País de los Bosques, con casitas pequeñas pero acogedoras, mucha vegetación y buena comida. Harto de caminar por las montañas, el Uchiha agradecía poder sentarse en la terraza de alguna posada junto a la orilla a disfrutar de un buen té y algún pescado de río a la brasa. Ni corto ni perezoso, buscó un lugar así y lo halló al rato: una posada muy modesta llamada "El Martín Pescador". Era un edificio de piedra de dos plantas, pequeño, con una salita de estar con chimenea y una barra tras la que se encontraba la cocina. Fuera, en la calle, tenían dispuestas tres mesas en las que los clientes podían sentarse.

¡Ah! Por fin —resopló Akame mientras se quitaba el petate y luego se dejaba caer en una de las sillas.

Era más de mediodía y en El Martín Pescador había varias personas bebiendo, comiendo, o ambas. Una muchacha muy joven, de pelo negro y lacio que le caía por la espalda, se acercó a ellos llevando un delantal. Sus ojos avellanados examinaron a los dos muchachos.

Bienvenidos a El Martín Pescador, ¿qué desean tomiiiiih!? —las palabras se le ahogaron en la garganta cuando vio a Akame, con el rostro medio desfigurado por aquella quemadura—. ¿Qué desean... Tomar?

El aludido no le dio más importancia, y con tranquilidad, pidió un té. Luego la muchacha se volvió hacia Kisame —debía tener su edad—, esperando.
Diálogo - «Pensamiento» - Narración

Mangekyō utilizado por última vez: Flama, Verano de 220

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Mensajes en este tema
RE: A río revuelto, ganancia de pescadores - por Uchiha Akame - 10/10/2019, 13:41


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