10/10/2019, 13:55
Nadie movió un dedo por Uchiha Akame. Nadie osó —o le importó— ponerse en medio entre él y Umikiba Kadio. El porqué era sencillo. Allí, a diferencia de en sus respectivas Villas, no contaban con un superior que les tirase de las orejas como a niños pequeños para poner fin al asunto. No había ningún Kage que resolviese el tema con un par de collejas bien dadas. No, ni siquiera había ningún compatriota que tratase de mediar.
Todos buscaban lo mejor para Dragón Rojo, sí, y eso contaba con no matarse entre ellos. Pero no dejaban de ser dragones, y para mantener las garras afiladas e hidratadas, a veces era necesario limarlas contra la piel de otro y bañarlas en su sangre. Un dragón que no tenía su pequeña escaramuza de cuando en cuando no era más que un perro enjaulado, débil y raquítico.
Además, tal y como opinaba Kaido, a veces la violencia era la única solución. Al menos, en Ryūgū-jō. Para pena de algunos y alivio de otros, Akame declinó la oferta y la sangre no llegó al río.
—Muy bien, Uchiha Akame —respondió Ryū—. Pero más te vale que la marca sea bien visible y ejemplar. —No sintió la necesidad de explicarle qué pasaría si no era así—. Zaide, tú serás el tercer integrante del grupo.
Zaide se hurgó la nariz con un dedo, encontró lo que le molestaba y tras juntar su dedo corazón con el gordo lo lanzó cual catapulta al suelo.
—Disculpen mis modales. ¿Decías, Ryū? Ah, sí. No, ni de coña. Apuesto a que Akame y Kaido pueden arreglárselas sin que ninguna niñera les lleve de la mano.
—Aquí todos tenemos que cumplir una función, Zaide —intervino la Anciana.
—Y cuál es la tuya exactamente, ¿huh? —Estaba Otohime la Bautizadora. Money el Hacedor de Billetes. Kaido el Explorador. Akame el Desactiva Bombas. Kyūtsuki la Espía. Pero, ¿y ella? Sonrió al no oír una respuesta inmediata—. No os alteréis, cumpliré mi parte. Pero antes tengo que hacer algo.
»Antes de nada, me merezco una buena juerga. ¡Estáis todos invitados, faltaría más! Tú, Ryū, apuesto a que causarías sensación en la discoteca —¿Con esos tatuajes fluorescentes que se llevaba? El tío era imposible que pasase desapercibido. Supuso que, siendo el bigardo de dos metros que era, no iba a pasar inadvertido igualmente—. Y luego tendré que recuperar mi forma. Estuve medio año en una puta celda subsistiendo a base de caldo de insectos. —Pudieron ver en su rostro que no bromeaba. En la Prisión del Yermo era la dieta básica de los presos, y tampoco es que estuviese en muy buena forma previamente, o jamás le hubiesen pillado. En su combate contra Kaido y Muñeca lo notó mucho—. Tres meses. Necesito tres meses en las montañas que me vieron nacer para volver a ser el que fui.
—No creo que…
—Me parece bien —intervino Ryū en su favor, para sorpresa de todos—. Puede que Umigarasu nos ponga a prueba. Dragón Rojo no puede permitirse mostrarse débil, ninguna de sus Cabezas. Pero te bastará con un mes, Zaide.
Zaide frunció los labios, ladeó la cabeza y... se encogió de hombros. Todos lo tomaron como que aceptaba.
—Y, pues, ¿algo más que tratal? —quiso saber Money. Resuelto el asunto de Umigarasu y las Trilllizas de la Tormenta, no creía que hubiese mucho más.
Todos buscaban lo mejor para Dragón Rojo, sí, y eso contaba con no matarse entre ellos. Pero no dejaban de ser dragones, y para mantener las garras afiladas e hidratadas, a veces era necesario limarlas contra la piel de otro y bañarlas en su sangre. Un dragón que no tenía su pequeña escaramuza de cuando en cuando no era más que un perro enjaulado, débil y raquítico.
Además, tal y como opinaba Kaido, a veces la violencia era la única solución. Al menos, en Ryūgū-jō. Para pena de algunos y alivio de otros, Akame declinó la oferta y la sangre no llegó al río.
—Muy bien, Uchiha Akame —respondió Ryū—. Pero más te vale que la marca sea bien visible y ejemplar. —No sintió la necesidad de explicarle qué pasaría si no era así—. Zaide, tú serás el tercer integrante del grupo.
Zaide se hurgó la nariz con un dedo, encontró lo que le molestaba y tras juntar su dedo corazón con el gordo lo lanzó cual catapulta al suelo.
—Disculpen mis modales. ¿Decías, Ryū? Ah, sí. No, ni de coña. Apuesto a que Akame y Kaido pueden arreglárselas sin que ninguna niñera les lleve de la mano.
—Aquí todos tenemos que cumplir una función, Zaide —intervino la Anciana.
—Y cuál es la tuya exactamente, ¿huh? —Estaba Otohime la Bautizadora. Money el Hacedor de Billetes. Kaido el Explorador. Akame el Desactiva Bombas. Kyūtsuki la Espía. Pero, ¿y ella? Sonrió al no oír una respuesta inmediata—. No os alteréis, cumpliré mi parte. Pero antes tengo que hacer algo.
»Antes de nada, me merezco una buena juerga. ¡Estáis todos invitados, faltaría más! Tú, Ryū, apuesto a que causarías sensación en la discoteca —¿Con esos tatuajes fluorescentes que se llevaba? El tío era imposible que pasase desapercibido. Supuso que, siendo el bigardo de dos metros que era, no iba a pasar inadvertido igualmente—. Y luego tendré que recuperar mi forma. Estuve medio año en una puta celda subsistiendo a base de caldo de insectos. —Pudieron ver en su rostro que no bromeaba. En la Prisión del Yermo era la dieta básica de los presos, y tampoco es que estuviese en muy buena forma previamente, o jamás le hubiesen pillado. En su combate contra Kaido y Muñeca lo notó mucho—. Tres meses. Necesito tres meses en las montañas que me vieron nacer para volver a ser el que fui.
—No creo que…
—Me parece bien —intervino Ryū en su favor, para sorpresa de todos—. Puede que Umigarasu nos ponga a prueba. Dragón Rojo no puede permitirse mostrarse débil, ninguna de sus Cabezas. Pero te bastará con un mes, Zaide.
Zaide frunció los labios, ladeó la cabeza y... se encogió de hombros. Todos lo tomaron como que aceptaba.
—Y, pues, ¿algo más que tratal? —quiso saber Money. Resuelto el asunto de Umigarasu y las Trilllizas de la Tormenta, no creía que hubiese mucho más.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado