11/10/2019, 13:21
Todo estaba atado. Cada uno tenía claro lo que hacer y lo que se esperaba de él en las próximas semanas. Dragón Rojo había decidido, y su camino era claro: hacia Kirigakure no Sato, y sin perdón para sus enemigos.
—Nos volveremos a reunir el próximo Mizuyōbi, a la misma hora, mediante el Gentōshin. La Anciana es la receptora —aclaró al novato. A Akame—. Reunión conclu...
—Me gustaría llevar un último asunto a la mesa —interrumpió Zaide, algo más agitado de lo normal. Se crujía los dedos, se masajeaba el cuello, y su Sharingan apenas se mantenía dos segundos en el mismo sitio. Era como si estuviese… ¿nervioso?—. Es sobre Aiza.
—Ah… Aiza.
Zaide se humedeció los labios.
—¿La encontrasteis?
—No desde que te abandonó en el Cañón del Secuestrado —respondió Kyūtsuki.
Zaide apenas pudo disimular una sonrisa de alivio.
—Bien. Quiero que se la indulte.
—Dragón Rojo no indulta a nadie.
—¿No acabamos de hacerlo, huh? —preguntó, en referencia a Shikari.
—El agravio de Aiza no es comparable al de esa espía. Nos robó un cargamento entero de armas, Zaide.
—Sí, sí. ¡Bajo mis órdenes! Escuchad, esto… —le costó continuar, como si sus siguientes palabras estuviesen hechas de espinas y tuviesen que hacer todo el recorrido desde los pulmones, pasando por la garganta hasta salir de su boca—. Esto os lo pido como un favor personal. Aiza es importante para mí.
Y, ahí, flotando, estaba uno de los grandes motivos por los que Uchiha Zaide había aceptado la propuesta de Akame. Para que su infierno se acabase, sí. Para que por un día pudiese descansar sin sentir un filo al cuello, también. Pero, a su vez, porque se sentía en deuda con Aiza. Todos sus amigos, sus camaradas, su propia hermana, habían muerto por su estupidez. Y, por una vez en mucho tiempo, volvía a tener la oportunidad de tragarse su orgullo, su rabia, su venganza, por hacer algo verdaderamente bueno.
Si conseguía que Aiza no tuviese que preocuparse el resto de su vida por errores suyos, entonces, claudicar y aceptar el Bautizo habría merecido la pena.
—Si volvemos oír de ella, si los informantes de Kyūtsuki vuelven a saber de ella —dijo Ryū con voz sosegada—, yo mismo le aplastaré la cabeza con mi Dai Tsuchi. Será rápido. Será indoloro. Ese será mi favor, Uchiha Zaide.
—Nos volveremos a reunir el próximo Mizuyōbi, a la misma hora, mediante el Gentōshin. La Anciana es la receptora —aclaró al novato. A Akame—. Reunión conclu...
—Me gustaría llevar un último asunto a la mesa —interrumpió Zaide, algo más agitado de lo normal. Se crujía los dedos, se masajeaba el cuello, y su Sharingan apenas se mantenía dos segundos en el mismo sitio. Era como si estuviese… ¿nervioso?—. Es sobre Aiza.
—Ah… Aiza.
Zaide se humedeció los labios.
—¿La encontrasteis?
—No desde que te abandonó en el Cañón del Secuestrado —respondió Kyūtsuki.
Zaide apenas pudo disimular una sonrisa de alivio.
—Bien. Quiero que se la indulte.
—Dragón Rojo no indulta a nadie.
—¿No acabamos de hacerlo, huh? —preguntó, en referencia a Shikari.
—El agravio de Aiza no es comparable al de esa espía. Nos robó un cargamento entero de armas, Zaide.
—Sí, sí. ¡Bajo mis órdenes! Escuchad, esto… —le costó continuar, como si sus siguientes palabras estuviesen hechas de espinas y tuviesen que hacer todo el recorrido desde los pulmones, pasando por la garganta hasta salir de su boca—. Esto os lo pido como un favor personal. Aiza es importante para mí.
Y, ahí, flotando, estaba uno de los grandes motivos por los que Uchiha Zaide había aceptado la propuesta de Akame. Para que su infierno se acabase, sí. Para que por un día pudiese descansar sin sentir un filo al cuello, también. Pero, a su vez, porque se sentía en deuda con Aiza. Todos sus amigos, sus camaradas, su propia hermana, habían muerto por su estupidez. Y, por una vez en mucho tiempo, volvía a tener la oportunidad de tragarse su orgullo, su rabia, su venganza, por hacer algo verdaderamente bueno.
Si conseguía que Aiza no tuviese que preocuparse el resto de su vida por errores suyos, entonces, claudicar y aceptar el Bautizo habría merecido la pena.
—Si volvemos oír de ella, si los informantes de Kyūtsuki vuelven a saber de ella —dijo Ryū con voz sosegada—, yo mismo le aplastaré la cabeza con mi Dai Tsuchi. Será rápido. Será indoloro. Ese será mi favor, Uchiha Zaide.
¡Agradecimientos a Daruu por el dibujo de PJ y avatar tan OP! ¡Y a Reiji y Ayame por la firmaza! Si queréis una parecida, este es el lugar adecuado