14/10/2019, 16:05
(Última modificación: 14/10/2019, 16:30 por Uchiha Akame. Editado 1 vez en total.)
«¡Qué hijo de puta!» Kaido acababa de joder, y bien jodido, a Zaide. Akame habría querido ciscarse en el escualo y sus palabras en aquel mismo momento, pues incluso sin Sharingan podía ver que el pez lo estaba haciendo por puro resentimiento. «Cabrón egoísta, ¡esto nos va a traer problemas! ¿Por qué arriesgar a que nuestros dos mejores luchadores se maten en esta disputa sin sentido?» No pudo decir nada, claro, porque cuando la votación terminó en empate sólo quedó una forma de resolverlo.
Así pues, a la votación se sucedió una ronda de toques de nudillo en madera, conforme todos los presentes iban declinando participar en el Kaiji Saiban. Todos menos Zaide y el propio Ryu, claro, quien parecía sumamente confiado en su inevitable victoria. «El puto de Kaido nos ha puesto en una posición jodida, me cago en...», se lamentaba Akame. Si ese duelo ocurría, nada garantizaba que ninguno de los dos hombres no intentara matar al otro; y Akame se temía que había más posibilidades de que fuese Ryu quien saliera con vida. Parecía más bruto, más fuerte y más decidido a matar al Uchiha de lo que lo estaba el otro. «Mierda...»
El silencio se hizo cuando Money redobló el toque de Kaido, dejando ahora tan sólo a Akame como única incógnita. El joven Uchiha estaba callado como una prostituta.
«Mierda...»
Apretaba los puños con gran fuerza, ocultos bajo la mesa. ¿Iba a arriesgarse a meterse en medio de aquella lucha de titanes? ¿A que Ryu le aplastara la cabeza con su dai tsuchi? Pero, por otra parte, ¿podía simplemente dejar a Zaide morir? El veterano Uchiha parecía un tipo con recursos, pero en palabras de él mismo, no estaba a su cien por cien. Confiar no ya en que ganaría, sino en que Ryu no consumaría su venganza durante el Kaiji Saiban, era lanzar una maldita moneda al aire y esperar que cayese del lado adecuado...
Tock, tock.
... y a Uchiha Akame nunca le había gustado realizar una apuesta que no fuese a ganar.
Así pues, a la votación se sucedió una ronda de toques de nudillo en madera, conforme todos los presentes iban declinando participar en el Kaiji Saiban. Todos menos Zaide y el propio Ryu, claro, quien parecía sumamente confiado en su inevitable victoria. «El puto de Kaido nos ha puesto en una posición jodida, me cago en...», se lamentaba Akame. Si ese duelo ocurría, nada garantizaba que ninguno de los dos hombres no intentara matar al otro; y Akame se temía que había más posibilidades de que fuese Ryu quien saliera con vida. Parecía más bruto, más fuerte y más decidido a matar al Uchiha de lo que lo estaba el otro. «Mierda...»
El silencio se hizo cuando Money redobló el toque de Kaido, dejando ahora tan sólo a Akame como única incógnita. El joven Uchiha estaba callado como una prostituta.
«Mierda...»
Apretaba los puños con gran fuerza, ocultos bajo la mesa. ¿Iba a arriesgarse a meterse en medio de aquella lucha de titanes? ¿A que Ryu le aplastara la cabeza con su dai tsuchi? Pero, por otra parte, ¿podía simplemente dejar a Zaide morir? El veterano Uchiha parecía un tipo con recursos, pero en palabras de él mismo, no estaba a su cien por cien. Confiar no ya en que ganaría, sino en que Ryu no consumaría su venganza durante el Kaiji Saiban, era lanzar una maldita moneda al aire y esperar que cayese del lado adecuado...
Tock, tock.
... y a Uchiha Akame nunca le había gustado realizar una apuesta que no fuese a ganar.