15/10/2019, 14:46
¡Hop! ¡Hop! ¡Hop!
Al principio ignorante de los entresijos del baile pero para nada patoso —no en vano Akame era un tipo bastante diestro y con buena coordinación—, el Uchiha se dejó llevar en aquel particular baile que no se parecía a nada que él hubiera hecho con antelación. Akame nunca había sido un chico particularmente dado al arte o la música, aunque sí que era ávido lector, pero las fiestas y el baile siempre le habían pillado demasiado lejos. Demasiado ocupado. Demasiado centrado en sus cosas. Por eso aquel momento, si bien fugaz, tuvo un destello de magia que arrancó una sonrisa sincera al Uchiha; y no ya sólo porque hubiera olido por primera vez en meses el perfume de una mujer, sino porque durante un momento, vació su cabeza de contenido y sólo quedó lo inmediato. El siguiente paso, la siguiente vuelta, el giro, agarrar a la dama y recuperar la postura. Ni Zaides, ni Ryus, ni Dragones Rojos, ni Alianzas, ni traiciones...
El Uchiha terminó con una cómica reverencia, claramente de guasa.
—Claro que sí, m'lady —respondió, socarrón—. Así que mi querido primo va a medirse los dientes contra el Gran Dragón —añadió luego, mientras daba vueltas por la habitación—. ¿Tan duro es ese hijoputa?
Al principio ignorante de los entresijos del baile pero para nada patoso —no en vano Akame era un tipo bastante diestro y con buena coordinación—, el Uchiha se dejó llevar en aquel particular baile que no se parecía a nada que él hubiera hecho con antelación. Akame nunca había sido un chico particularmente dado al arte o la música, aunque sí que era ávido lector, pero las fiestas y el baile siempre le habían pillado demasiado lejos. Demasiado ocupado. Demasiado centrado en sus cosas. Por eso aquel momento, si bien fugaz, tuvo un destello de magia que arrancó una sonrisa sincera al Uchiha; y no ya sólo porque hubiera olido por primera vez en meses el perfume de una mujer, sino porque durante un momento, vació su cabeza de contenido y sólo quedó lo inmediato. El siguiente paso, la siguiente vuelta, el giro, agarrar a la dama y recuperar la postura. Ni Zaides, ni Ryus, ni Dragones Rojos, ni Alianzas, ni traiciones...
El Uchiha terminó con una cómica reverencia, claramente de guasa.
—Claro que sí, m'lady —respondió, socarrón—. Así que mi querido primo va a medirse los dientes contra el Gran Dragón —añadió luego, mientras daba vueltas por la habitación—. ¿Tan duro es ese hijoputa?